Los peligros de integrar a los civiles afganos en la lucha contra los talibanes

  • Estados Unidos dirige un programa en el que integra a civiles de pequeñas comunidades afganas en su lucha contra los talibanes a cambio de darles ayudas para su desarrollo. Pero los hechos indican y algunos expertos claman que no han tenido en cuenta las rivalidades entre distintas tribus ni la violencia que puede desencadenar este plan.
El embajador afgano en EE.UU. dice que la retirada militar "debería basarse en la realidad"
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Jean McKenzie | Global Post

KABUL, Afganistán Al menos 50 personas murieron en un reciente ataque terrorista durante la celebración de una boda en un pueblo remoto de la provincia de Kandahar, según las cifras oficiales. Los vecinos de la zona dicen que hubo más de 80 muertos, entre ellos el novio.

El novio, Abdullah, y al menos 12 de los otros hombres que murieron a causa del ataque, eran miembros de una milicia tribal local cuyo objetivo es proteger al pueblo de los talibanes. La milicia forma parte de una poco conocida iniciativa de Estados Unidos conocida como Iniciativa de Defensa Local (LDI por sus siglas en inglés) que arma a tribus locales para que luchen contra los talibanes a cambio de generosos programas de reconstrucción.

Tanto los líderes afganos como los militares de Estados Unidos y los ancianos del pueblo creen que el atentado fue realizado por un terrorista suicida que tenía como objetivo los miembros de esta milicia y sus familias, que se benefician de los proyectos de desarrollo vinculados a la iniciativa.

Nagahan fue el pueblo seleccionado por las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en 2009 para un proyecto piloto del LDI. Forma parte de una estrategia de contrainsurgencia en zonas alrededor de la provincia de Kandahar, donde surgió el movimiento talibán, diseñada para ganar los corazones y las mentes de sus habitantes.

Las manifiestamente reservadas Fuerzas de Operaciones Especiales a cargo del programa no han querido hacer comentarios sobre lo ocurrido, o en general sobre el LDI. Ciertamente no se han mostrado dispuestos a vincular el ataque a la boda con su iniciativa de contrainsurgencia. En lugar de ello, pretenden que los hechos sirvan como justificación de su programa, al que ahora parecen referirse como "plataformas de estabilidad de poblaciones".

"Las plataformas de estabilidad en poblaciones (VSP) se centran en proteger a la población, apoyando el desarrollo y mejorando la gobernabilidad utilizando un planteamiento local", según un comunicado oficial. "El objetivo de las VSP es conectar iniciativas de gobierno nacionales, provinciales y de distrito con el gobierno tradicional de los pueblos, con el desarrollo y la seguridad".

En Nagahan el desarrollo ha cobrado vida gracias a proyectos pagados por los militares de Estados Unidos en los que se contrata a mano de obra local, y que prácticamente han eliminado el desempleo en esta zona deprimida económicamente. Se ha empleado a más de 9.000 hombres, a unos cinco dólares por día, en trabajos manuales que ponen dinero en sus bolsillos y que han contribuido a reforzar su resolución a que los insurgentes no entren en la comunidad.

"Muchos habitantes de Nagahan han estado ocupados construyendo puentes, limpiando canales de riego y zanjas, y haciendo carreteras", explica Zalmay Ayubi, jefe de prensa del gobernador provincial. "Han asumido la responsabilidad de su propia seguridad, y no dejan que entren elementos antigubernamentales en la zona".

El programa LDI comenzó el año pasado, cuando fuerzas de Estados Unidos empezaron a trabajar con tribus locales que se mostraron dispuestas a luchar contra el Talibán.

Uno de esos grupos fueron los shinwari, una tribu de unos 400.000 pastunes en Nangarhar, una provincia en la frontera con Pakistán. Según numerosos informes que se remontan a más de una década, los shinwari han estado muy implicados en el comercio de narcóticos, y se cree que estaban enfrentados a los talibanes por la distribución de los beneficios.

Además, había una enemistad personal entre algunos de los shinwari y los talibanes locales. Según Haji Malek Niaz, un líder de la zona, los integristas secuestraron a su nieto a cambio de un rescate."Nuestra tribu estaba harta de estas acciones de los talibanes, y finalmente decidimos crear una fuerza tribal contra ellos", dice.

Los militares de Estados Unidos ofrecieron a los shinwari más de un millón de dólares en ayuda al desarrollo a cambio de su colaboración para identificar y luchar contra los talibanes.

Malek Usman, de la zona de Shadal, en el distrito de Achin, en Nangarhar, y uno de los organizadores de la milicia tribal, asegura que "los extranjeros nos prometieron un montón de cosas". "Y nosotros acordamos dentro de la tribu que si cualquiera da cobijo a los talibanes o les ayuda, o si alguien cultiva adormideras, será multado con 500.000 afganis (unos 10.000 dólares) y le quemamos la casa", explica.

Pero antes de que se lograsen grandes avances frente a los talibanes, estallaron enfrentamientos entre dos ramas de los shinwari: los alisherkhel y los shublai. El desencadenante de conflicto fue una vieja disputa por tierras, pero los vecinos de la zona dicen que fue por celos por el acuerdo con los extranjeros. Murieron más de 20 personas.

"La administración provincial se opone a cualquier financiación directa de las tribus por las fuerzas estadounidenses", añade Ahmad Zia Abdulzai, portavoz del gobernador de Nangarhar. "Causa enemistad entre las tribus. Para un desarrollo equilibrado, toda la ayuda se debería de canalizar a través de la administración provincial".

El LDI está siendo probado al menos en oros seis distritos, aunque la información sobre estos programas es todavía escasa. Los legisladores afganos argumentan que la creación de grupos armados que no forman parte de la estructura militar formal del Gobierno va contra los principios por los que dice está luchando la comunidad internacional en Afganistán.

"La Constitución se ha basado en este compromiso", dice el diputado Noorulhaq Ulumi, un antiguo general. "Los únicos grupos armados considerados por la Constitución son las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas. Durante los últimos nueve años han hecho el esfuerzo de formar al Ejército y a la Policía. Pero ahora se está volviendo a imponer la ley de las armas".

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