Los rebeldes declaran Sebastopol una ciudad 'roja como Rusia'

EnSebastopol, como dicen los rusos, oSevastopolpara los tártaros, no serás bienvenido amigo extranjero. La ciudad que vive de la base de la flota rusa no quiere mirones en sus asuntos. Los del Kremlin. Los de Putin.Americanisk? Preguntan con agresividad los defensores de la anexión con Rusia, que ya han dado luz verde al referéndum y sienten la causa como propia. Irreversible.En el puerto de Sebastopol no hay libertad de movimiento. Ni dentro ni en los muelles, ni en el agua. Grupos de ultras malcarados, conectados por walkie, se acercan a cada persona que les parece extranjero o periodista. El objetivo es intimidar, que te sientas incómodo.'Acercarse a los barcos 50 grivznas'. Barco patriota, por supuesto. Aguas cerradas, mar en calma. Hace buen día en el Benidorm ruso. Pero no se disfruta con caras de desprecio a cada paso. No entender los insultos no te salva de sentirlos.En el barco, acercarse a los buques de guerra de la flota rusa te quita cualquier atisbo de mareo por las olas. Te despierta. No logramos aun distinguir los rostros en cubierta cuando una lancha rápida rusa se abarloa a nuestra embarcación de manera agresiva.Con prismáticos nos observan, uno a uno. En sus caras no parece posible la sonrisa.

El puerto está cerrado para la Armada ucraniana, desde que los rusos hundieron un barco en la bocana. Ahora, pretenden también cerrar las calles a quienes no piensan en ruso.