Los supuestos asesinos del joven palestino lo planearon y llevaban esposas y gasolina

La investigación avanza y The New York Times se hace eco de los nuevos detalles que se han dado a conocer este martes en relación al asesinato del joven palestino, cuyo cadáver fue hallado completamente calcinado en un bosque de Jerusalén Este. Así, las autoridades han indicado que los tres supuestos asesinos, un hombre de 29 años y dos de sus parientes, de en torno a 17 años, habían estado esperando a que apareciera una víctima, preferiblemente de poco peso para poder meterlo dentro del coche.

Aunque algunos de los detalles siguen sin estar claros, según la agencia de seguridad interna israelí, Shin Bet, los supuestos asesinos esperaron hasta que apareció el adolescente palestino, que estaba solo, Mohamed Abu Jdeir, de 16 años, que estaba esperando a sus amigos cerca de la mezquita en una calle principal. Decididos en hacer venganza por los ataques a judíos, los tres planearon el asesinato e iban equipados con esposas y gasolina.

Los tres supuestos secuestradores golpearon fuertemente a Mohamed y lo metieron en el vehículo, minutos después salieron a toda velocidad. Horas antes de su muerte, Israel había enterrado a tres adolescentes, Eyal Yifrach, 19, y los amigos Gilad Shaar y Naftali Fraenkel, ambos 16, que habían sido secuestrado. Sus cuerpos fueron encontrados cerca de Hebrón, después de 18 días de búsqueda.

Los detenidos han admitido que secuestraron y asesinaron a Mohamed. Su asesinato ha desencadenado la última oleada de protestas y tensiones en Jerusalén y en territorios palestinos. Hasta el momento, sus identidades se mantienen majo secreto judicial para proteger a los familiares de los detenidos de posibles represalias.

Mohamed era el quinto de siete hermanos, tres hijos y cuatro hijas y estaba estudiando en la escuela electrónica. Su cuerpo fue encontrado carbonizado y fue identificado por las muestras de ADN. Su madre contó, que horas antes de su desaparición había estado jugando con sus hermanos, luego se fue de casa porque había quedado con sus amigos para orar antes del ayuno diario.