Los surcoreanos, indiferentes a sus vecinos del Norte

  • El 26 de marzo pasado, una corbeta de la armada sudcoreana fue objetode una misteriosa explosión submarina que dejó 46 muertos. Tras unaexhaustiva investigación, la comisión de expertos sudcoreanos einternacionales, declaró el 20 de mayo que Corea del Norte la habíaatacado con un torpedo. Sin embargo, las encuestas demuestran que la mayoría de los surcoreanos no aceptan estas interpretaciones.
Teke Wiggin | GlobalPost

Shin In-young y sus amigos normalmente no piensan en sus vecinos de Corea del Norte y su líder, el regordete y solitario Kim Jong Il. El presidente norcoreano, con sus gafas estilo retro y enemigo de los aviones, habría ordenado un ataque sorpresa contra un barco de guerra sudcoreano.

Sin embargo, cuando se les pide una opinión sobre el estado del norte de la península, comentan varias cosas que podrían sorprender a más de algún occidental.

Shin, una joven de 23 años que estudia periodismo en la Universidad Yonsei, dice que no lo preocupa mucho Corea del Norte.

“Nunca he considerado sus provocaciones como amenazas porque ninguna de ellas ha afectado mi vida”, afirma

Shin y sus amigos constituyen un grupo demográfico dentro de Corea del Sur que se muestra más bien indiferente a la retórica y el ruido de sables que caracteriza la política exterior de Corea del Norte.

“Al estudiante universitario promedio de Corea del Sur sencillamente no le interesa Corea del Norte”, afirma Brian Myers, director del departamento de estudios internacionales de la universidad de Dongseo en Busan, Corea del Sur. Myers escribió un artículo de opinión en el New York Times sobre el tema.

Basta tomar como ejemplo el seminario sobre asuntos norcoreanos que se ofrece este semestre. “Sólo se matricularon cuatro estudiantes”, apostilla. “Si fuera un curso de política de EEUU, probablemente habría 30”.

La apatía de los universitarios hacia el empobrecido estado comunista es tan grande que muchos de los alumnos de Myers ni siquiera tienen conocimientos básicos de la geografía de la parte norte de la península.

“Si les muestras un mapa de Corea del Norte, les costará identificar las ciudades o incluso los ríos más importantes, lo que resulta increíble teniendo en cuenta lo pequeña que es la península”, reflexiona.

En Corea del Sur, una sociedad hipercapitalista donde los padres se gastan unas sumas estratosféricas para enviar a sus hijos a colegios especializados y la música “K-pop” se oye en todas las esquinas, Shin y sus amigos están más interesados en intentar conseguir un trabajo en Samsung o LG.

Sin embargo, Corea del Norte se las arregla para llamar la atención de vez en cuando, reconoce Myers. Y cuando eso sucede, como fue el caso del ataque al barco sudcoreano, salen a la luz las actitudes más enrevesadas hacia los vecinos del norte.

Shin dice que debido a la crisis están un poco preocupados, pero que aún así siempre consideran que “Corea del Norte y del Sur son hermanas”.

Sung Han-na, estudiante de la universidad Han Se, dice que las opiniones hostiles hacia Corea del Norte no son habituales entre los habitantes del Corea del Sur. “Nunca he conocido a nadie que vea a Corea del Norte como un enemigo”.

El 26 de marzo pasado, una corbeta de la armada sudcoreana fue objeto de una misteriosa explosión submarina que dejó 46 muertos. Tras una exhaustiva investigación, la comisión de expertos sudcoreanos e internacionales, declaró el 20 de mayo que Corea del Norte la había atacado con un torpedo.

Un sondeo del 22 de mayo del periódico sudcoreano Dong-A Ilbo determinó que el 21 por ciento de los sudcoreanos no creían en la participación de Corea del Norte en el incidente. Otra encuesta, realizada el 26 de mayo, realizada por tres sindicatos de periodistas, descubrió que el 41 por ciento de los periodistas coreanos –quizás más familiarizado con el historial de declaraciones y la falta de veracidad del gobierno – tampoco creían en el resultado de las investigaciones.

“Es realmente increíble, sobre todo cuando para el resto del mundo es algo irrefutable. Pero para los sudcoreanos, no es suficiente”, explica Myers.

El académico cree que gran parte del escepticismo se debe a una importante población de simpatizantes de Corea del Norte que se concentran en la parte suroccidental del país. Lamentan la posición tan estricta del presidente Lee Myung bak hacia el norte, que representa un cambio radical frente a la “política optimista” y magnánima de los gobiernos anteriores.

“La gente no entiende que un 20 por ciento de la población sudcoreana no sólo simpatice con Corea del Norte sino que en realidad esté de acuerdo con el régimen y discrepen de Corea del Sur”.

La mayoría de los sudcoreanos cree que el norte hundió la corbeta, afirma Peter Beck, investigador de la universidad de Stanford. Sin embargo, añade que el “sudcoreano de a pie” no acaba de aceptar los resultados de la investigación y mantiene sus dudas. Algunos dicen que es normal porque cada presidente –desde los años 80- ha sido acusado de corrupción.

Los detractores ven indicios de encubrimiento y se preguntan por qué el gobierno no ha aportado pruebas más importantes como las grabaciones del barco.

Muchos sudcoreanos también desconfían de la forma en que el presidente Lee ha gestionado el incidente. Lo acusan de utilizar el caso para ganar votos de los conservadores hacia su partido, en las elecciones que se acaban de realizar.

Kim es una de las escépticas. “Es una historia fabricada de cara a las elecciones”, declaró el mes pasado.

“Quiero creer que no ha sido Corea del Norte quien atacó nuestro barco. Sin embargo, ahora estoy un poco confundida. Los rumores que dicen que nuestro gobierno inventó la historia…es algo inaceptable”, afirma Shin.

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