Radiante de alegría, Michael Moloney celebra su primer cumpleaños, un momento que su madre pensó que nunca viviría. Contra todo pronóstico médico, el pequeño sobrevivió a un parto prematuro y casi milagrosamente salió adelante.
Michelle Moloney estaba de 18 semanas de embarazo cuando sintió su primera patada.Horas más tarde, rompió aguas. Los médicos le dijeron que era probable que sufriera un aborto espontáneo en los siguientes diez días, si no le provocaban el parto. Ella se negó y se las arregló para aguantar hasta la semana 26, ocho semanas más.
El pequeño pesó poquísimo y sus padres estaban preocupados ante las advertencias médicas, ahora un año después, están celebrando su primer cumpleaños.Los médicos del Hospital Universitario de Coventry (Reino Unido) dijeron que tenía muy poco líquido amniótico, que es fundamental para el desarrollo del bebé. No apostaban por su supervivencia.
"El bebé estaba muy arrugado y era muy pequeño.Podía sentir cómo se movía", dijo la señora Moloney.
Ella se fue a su casa esperando a abortar, pero el embarazo siguió su curso de forma natural.A las 24 semanas fue ingresada en el hospital, donde permaneció hasta que se puso de parto.Michael nació de nalgas y los médicos lucharon durante 20 minutos para reanimarlo.
Michael sufría daño pulmonar y los primeros días eran vitales. Ahora los padres están agradecidos de este pequeño milagro y los médicos sorprendidos de la fortaleza de esta madre y su hijo.
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