Ocho observadores de la ONU abandonan su base en Siria

Jerusalén, 8 mar.- Ocho soldados de la fuerza internacional de la ONU en la zona desmilitarizada de los Altos del Golán abandonaron hoy su posición en la parte siria por orden de sus comandantes y se trasladaron a pie a Israel.

Los militares, de una base cercana a Yumla, donde el miércoles fueron capturados 21 miembros del contingente filipino, recibieron la orden de replegarse al lado israelí de la frontera, donde hay una base logística del contingente de la UNDOF, informa la edición electrónica del diario Yediot Aharonot.

Según este medio la orden responde al temor de los comandantes de que los militares cayesen en manos de insurgentes sirios.

La comunidad internacional ha exigido a los rebeldes de la autodenominada Brigada de los Mártires de Yarmuk que devuelva inmediatamente a los observadores.

Israel teme por el futuro de la misión de paz y cree que incluso si son dejados en libertad el contingente internacional podría "desintegrarse".

"El ejército se prepara para la posibilidad de que el caso de secuestro de los veinte filipinos por fuerzas rebeldes dé paso a un proceso de desintegración del contingente", afirmó hoy el diario Maariv de fuentes militares a las que no identifica.

Compuesto por unos 1.500 efectivos de varios países, la UNDOF está a cargo desde 1974 de la supervisión de los acuerdos de cese de hostilidades entre Siria e Israel.

Esos acuerdos, que siguieron a la guerra del Yom Kipur de 1973, crearon una zona desmilitarizada bajo verificación de Naciones Unidas y un mandato que el Consejo de Seguridad renueva cada seis meses.

"Por ahora el contingente está en su lugar, pero puede pasar de todo", agregó la fuente militar citada por el Maariv.

Una de las posibilidades que baraja Israel es la de que "si el gobierno de Bachar al Asad se cambia (por otro) también el mandato de la fuerza internacional deba ser cambiado".

La situación de guerra civil en Siria ya había sido advertida por los mandos del contingente como potencialmente peligrosa para sus efectivos, advertencias que se convirtieron en realidad el miércoles con la captura de los 21 filipinos.