Opinión: ¿Se convertirá Libia en la próxima Bosnia?

  • Mientras un desastre dramático distrae al mundo, Gadafi sofoca la rebelión en Libia y el Consejo de Seguridad de la ONU no se decide por la zona de exclusión aérea.
Refugees Escape Libya With Their Belongings
Refugees Escape Libya With Their Belongings
Michael Goldfarb | GlobalPost

Algunos dictadores son un demonio. Algunos dictadores están funcionando de manera psicótica. Algunos son afortunados. Muamar al Gadafi parece ser las tres cosas.

Sus 42 años al frente del timón de Libia prueban mis dos primeras afirmaciones. El tercer punto queda demostrado por el tsunami de Japón. Esa catástrofe ha distraído la atención internacional hacia Libia hasta el punto de que se puede perdonar a la gente que no sepa que el Ejército de Gadafi –además de un grupo de gentuza de las milicias- ha reivindicado con fijación ciudades del este de Libia tomadas por grupos de rebeldes variopintos cuando empezaron las revueltas el mes pasado.

Mientras la gente ha estado prestando atención al desastre de Japón, podría haberse perdido el hecho de que la petición formulada por la Liga Árabe para que se estableciera una zona de exclusión aérea en Libia –única en la historia de esa organización- ha recibido una sonora respuesta de "no podemos hacerlo" del G8.

Un no poder hacer procedente de las grandes potencias mata prácticamente cualquier posibilidad de que haya una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que esta tarde-noche podría por fin tomar una decisión al respecto.

Hora a hora, las fuerzas de Gadafi van cercando Bengasi, donde empezó la revuelta.Para mí, es como volver a vivir esto de nuevo, como un "déjà vu". He visto esto antes, y he informado sobre esto. El lugar era Bosnia. Los resultados fueron terribles.

A primera vista, Bosnia y Libia no tienen mucho en común excepto esto: hay un lado bueno y un lado equivocado en la situación y la gente que pide ayuda de la "comunidad internacional" está en el bando de lo que está bien. La respuesta a esa llamada de ayuda es otra similitud.

A principios de esta semana, cuando los ministros extranjeros del G8 se reunieron en París para debatir si imponían una zona de exclusión aérea a Libia, las potencias europeas fueron las que fueron más contundentes. Libia, como los Balcanes, es su patio trasero. El problema de los refugiados tendrá un impacto aquí, al igual que las consecuencias económicas de la crisis. Como al inicio de la guerra de los Balcanes, el Gobierno alemán ha rechazado las directrices políticas de los gobiernos francés e inglés.


Francia y el Reino Unido quieren imponer una zona de exclusión aérea. Alemania dice que no. En los Balcanes, Francia y Reino Unido querían mantener a Yugoslavia unida. Fue Alemania la que precipitó la guerra mediante el reconocimiento de Croacia cuando se separó. En un año, el término "limpieza étnica"había entrado en el léxico y cuando la antigua Yugoslavia se derrumbó se abrieron de nuevo los campos de concentración en Europa.

A lo largo de este período, la "comunidad internacional" fue incapaz de ponerse de acuerdo para tomar un café, así que mucho menos para obligar a los matones armados de que se metieran de nuevo en sus cuevas. Los grupos internacionales se vieron atados por la necesidad de unanimidad. Un país u otro siempre podría esperar a que se invocara el miedo de cómo una tercera parte involucrada –la Unión Soviética- respondería ante una intervención.

La clase dirigente de la política exterior de Estados Unidos se dividió entre los que estaban de acuerdo con el secretario de Estado del presidente Bush, James Baker, de que a Estados Unidos ni le iba ni le venía este conflicto, con los que todavía no se llamaban intervencionistas liberales neo-conservadores. Mientras tanto, el Gobierno de Bill Clinton se centró en el cuidado de una débil recuperación económica para pasar de la recesión a una etapa de expansión del crecimiento del empleo.

El resultado fue una enorme cantidad de rabietas y resoplidos sin resultados.

En el caso de Libia es lo mismo. Es imposible lograr la unanimidad entre los tres grandes de Europa. Hay una tercera parte con mucho más valor de la que preocuparse: Al Qaeda.

Los dirigentes de la política exterior de Estados Unidos están divididos entre los que una vez sirvieron al segundo presidente Bush y están escarmentados por lo que sucedió en Irak –incluyendo al secretario de defensa, Robert Gates y al presidente del Consejo sobre Relaciones Exteriores, Richard Hass- y los neoconservadores que luchan desde sus posiciones inexpugnables en los medios de comunicación de Washington. La Administración Obama está centrada sobre todo en el cuidado de la frágil recuperación económica para impulsar la creación de empleo.

La lección de los Balcanes y el fracaso de Irak de Irak no pueden haberse perdido en Muamar al Gadafi. La llamada "comunidad Internacional" no tiene dientes.Y si el coronel no lo ha descubierto, su íntimo amigo el presidente de Zimbabue Robert Mugabe, sí.

Aunque Mugabe es mucho más viejo, la pareja tienen un enorme bagaje en común. Salen de los mismos movimientos revolucionarios post-coloniales. Ambos se han convertido en megalómanos tras décadas en el poder. Ambos sobreviven a través de una mezcla de astucia y lealtad de unas fuerzas de seguridad despiadadas.

La pareja habría estado en contacto durante la lucha libia por aferrarse al poder. Uno puede imaginar la conversación, con la pareja haciendo frente a los demás y riéndose por sus títulos honoríficos.

-Hola, hermano líder, dice Mugabe.

-Señor Doctor, hermano, ¿cómo estás?, contesta Gadafi.

-Por el momento, mejor que tú.

-¿Qué debería hacer? Están amenazándome con una zona de exclusión, hasta donde yo sé tienen equipos de asesinos en el terreno.

-No te preocupes. No tienen los votos y no tienen pelotas.

-Pero británicos y franceses suenan tan amenazantes como realmente son.

-Repite conmigo, líder hermano: "Dí no". Eso fue lo que hice. Recuerda una jugada de hace años cuando perdí la elección de Tsvangirai? Dije: "No, no voy a hacerlo" y envié a los muchachos a romper algunos cráneos - incluyendo a Tsvangirai. ¡Oh, la colonial madre Gran Bretaña se molestó conmigo". ¿No me llamaron cosas horribles los estadounidenses? Me mantuve firme en mi palabra. ¿Qué sucedió? Nadie vino después de mí, en vez de eso los africanos, liderados por Mbeki, fueron a Tsvangirai y le dijeron ¿qué hay de una coalición en la que usted virtualmente no tiene ningún poder? Pobre Morgan, no vio a nadie que viniera de fuera para hacer cumplir el resultado de las elecciones, así que todavía sigo aquí. Espera. ¿Quieres que ver si Mbeki quiere convertirse en el África de Tony Blair, y encabezar las misiones de "paz" en nombre del continente africano?

-No necesariamente. Seguiré tu consejo y seguiré manteniendo el no mientras machaco las cabezas de los rebeldes.

-No los mates a todos, sólo a unos pocos, tortura a unos pocos más y sé misericordioso con el resto. Eso confunde a la gente.

Así fue. Gadafi se crece, la "comunidad internacional" vacila y ahora otros regímenes en el mundo árabe aprenderán la lección. El gobierno de Bahrein pide al Ejército de Arabia Saudí que ayude a reprimir las protestas. Lo hacen con extrema violencia. ¿A quién le importa?

Enciendo la BBC y escucho a la gente en las calles pidiendo ayuda de la comunidad internacional. Rescatadnos de la violencia y la opresión, mendigan con voces temblorosas. Su fe en las Naciones Unidas y en el poder justo del oeste es desgarrador. Se hacen eco de los gritos de ayuda que escuché de Bosnia en la BBC hace casi 20 años.

Lo dicho: esto un "déjà vu".

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