Para cerrar Guantánamo, es necesario un Yemen estable

  • Elpresidente de EEUU, Barack Obama, estableció en enero de 2010 para el cierre definitivo de la prisión, sin embargo con Yemen en condiciones volátiles, las autoridades deEE UU se muestran reacias a repatriar a sus ciudadanos retenidos enGuantánamo, incluso a los que no se consideran peligrosos.
Cárcel de Guantánamo
Cárcel de Guantánamo
By Alice Fordham | GlobalPost

(SANÁ, Yemen) En las últimas semanas, la facción de Al Qaeda que actúa en Yemen, conocida como Al Qaeda en la Península Arábiga, ha realizado una serie de ataques de alto perfil, ha liberado a supuestos militantes y atacado a empleados del sector petrolífero y  miembros de las fuerzas de seguridad. Además de la violencia, están realizando una campaña de propaganda bien organizada, que se complementa con sermones difundidos en internet que glorifican sus hazañas.

Mientras tanto, a miles de kilómetros de distancia, en Cuba, la prisión de Guantánamo todavía sigue abierta y retiene a unos 180 prisioneros, muchos de ellos yemeníes. Ha pasado mucho tiempo desde enero de 2010, la fecha establecida por el presidente de EE UU Barack Obama para su cierre definitivo.

Si bien la cárcel está muy lejos de la candente costa de Yemen, el motivo por el que todavía sigue en pie se encuentra en parte en ese país árabe. Con Yemen en unas condiciones tan volátiles, las autoridades de EE UU se muestran reacias a repatriar a sus ciudadanos retenidos en Guantánamo, incluso a los que no se consideran peligrosos.

Al Qaeda es una fuerza en ascenso en Yemen, impulsada por combatientes que son expulsados de Afganistán y Pakistán. Aprovechándose de las estructuras tribales en zonas del país que escapan a la supervisión del gobierno, los extremistas están intentando ejecutar operaciones de gran envergadura, como la de la pasada Navidad.

Tras el intento Umar Farouk Abdulmutallab de derribar un avión con destino a Detroit el pasado diciembre, la atención del mundo se giró hacia Yemen, en donde el estudiante nigeriano había vivido algún tiempo y en donde, según las autoridades de EE UU, había sido influido por Anwar al-Awlaki, un clérigo norteamericano-yemení.

Los cada vez más osados ataques del grupo (un suicida intentó matar en enero con una bomba al embajador británico) se han convertido en una preocupación mundial, y la incapacidad del débil gobierno yemení para controlar a los ex presos de Guantánamo en el país (dos de ellos son ahora líderes de Al Qaeda en Yemen) ha provocado una moratoria en la repatriación de más prisioneros hacia el país.

La paralización se ha producido pese a que un equipo militar de EE UU ha señalado que más de 30 detenidos yemeníes no suponen amenaza alguna y recomienda su liberación. Más de la mitad de los prisioneros en Guantánamo son yemeníes, y la moratoria es el mayor obstáculo en este momento para el cierre definitivo de la cárcel.

 "Les preocupa que si esta gente regresa, se volverán a unir a Al Qaeda", afirma Muhammad Naji Allawo, un abogado de derechos humanos en Saná que trabaja a favor de los detenidos. "Quieren que el gobierno de Yemen los mantenga en la cárcel el mayor tiempo posible para asegurarse de que no se suman... pero se ha demostrado que muchos de ellos no son miembros de Al Qaeda".

Uno de los detenidos yemeníes, Muhammad Odaini, fue liberado este mes de Guantánamo tras una fuerte presión judicial y mediática sobre la administración Obama. Pero aún tras anunciar la liberación de Odaini, el Departamento de Defensa difundió un comunicado diciendo que "la suspensión de las repatriaciones de yemeníes de Guantánamo sigue en vigor debido a las condiciones de seguridad" en la zona.

Los analistas coinciden en señalar que la situación es en efecto un motivo de preocupación. Saeed Obaid al Jemhi, fundador del Al-Jemhi Centre for Research and Study, un grupo de estudios sobre terrorismo en la zona, asegura que "se han hecho realmente fuertes. Con todos los ataques que han realizado, se les puede comparar con los grupos que operan en Irak y Afganistán".

El actual número de miembros del grupo es objeto de diversas especulaciones, aunque fuentes diplomáticas occidentales calculan que se trata de cientos.

 "No hay menos de 2.000 y no más de 3.000. Sólo 500 son combatientes. El resto son para apoyo logístico", afirma Jemhi. También dice que el apoyo y la simpatía hacia el grupo está aumentando, especialmente en las zonas rurales, en donde captan seguidores entre algunas de las personas más marginadas del mundo árabe. Los guerrilleros yemeníes mencionan con frecuencia la corrupción gubernamental como el motivo por el que se unieron a la lucha armada.

Algunos medios yemeníes incluso se han vuelto comprensivos con el movimiento islamista, afirma Jemhi.  "Por lo que yo observo, algunos presentadores de televisión dicen que las operaciones de Al Qaeda son algo bueno, especialmente cuando atacan a gente extranjera", dice.

Aunque los yemeníes son en general amables con los extranjeros a modo individual, cada vez aumenta más la antipatía hacia la interferencia exterior, especialmente de EE UU, lo que hace temer una radicalización de la gente joven.

Todo esto se agravó en mayo con la muerte accidental del vicegobernador de la provincia de Maarib durante una supuesta operación para matar a un combatiente integrista. Aunque las fuerzas de EE UU nunca confirmaron oficialmente su implicación, todo el mundo les achacó la muerte.

La prolongada detención de unos 90 yemeníes en Guantánamo se ha convertido en parte del círculo vicioso del radicalismo. Los grupos de Al Qaeda en la zona mencionan esos encarcelamientos como uno de los motivos de sus crecientes atentados.

 

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