Rusia no consigue hacer frente a los islamistas radicales

  • El Gobierno ruso sigue sin conseguir poner coto a los movimientos insurgentes en el Cáucaso a pesar de que Al Qaeda ya no apoya a los islamistas radicales de esa región. El problema es que son muchos grupos diferentes y cada uno de ellos persigue otros objetivos. El puzle terrorista ruso es difícil de deshacer.
Mikhail Kalashnikov, el padre del rifle de asalto más conocido del mundo, el AK 47.
Mikhail Kalashnikov, el padre del rifle de asalto más conocido del mundo, el AK 47.
Getty
Miriam Elder, Moscú (Rusia) | GlobalPost

Doku Umarov es el rostro de la amenaza del terrorismo en Rusia. Callado durante meses, reaparece puntualmente siempre que se produce un gran ataque terrorista en el país. Su rostro de 47 años permanece impasible mientras divaga en discursos que reclaman la autoría de un ataque y prometen aún muchos más.

Pero, ¿cuánto poder real tiene?

Las milicias islamistas que están operando en el sur de Rusia son, probablemente, las más complejas del mundo.Casi todo el Cáucaso está inmerso en la violencia, con insurgentes en Daguestán, Ingusetia, Kabardia-Balkaria y Chechenia. En cada región esos grupos tienen sus propias quejas y objetivos, pero todos están unidos por una ideología fundamentalista cuyo objetivo es la creación de un estado islámico independiente de Rusia.

Según los analistas, Umarov es la cabeza visible de ese objetivo, y como líder del autoproclamado Emirato del Cáucaso se le conoce como el 'Osama Bin Laden de Rusia'. La semana pasada EEUU ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por él, justo un año después de incluir al Emirato del Cáucaso en su lista de organizaciones terroristas.

El Gobierno ruso, incapaz hasta la fecha de controlar estos movimientos insurgentes, bien a través de tácticas de seguridad federales o bien a través de líderes locales nombrados por Moscú, está poniendo ahora más atención en la figura de Umarov. De hecho, se ha informado varias veces erróneamente de su muerte, la más reciente en marzo, durante el ataque a una base rebelde en Ingusetia en el que fallecieron 17 personas.

Los analistas advierten de que los diversos grupos insurgentes que hay en Rusia, unidos bajo el paraguas del Emirato del Cáucaso, se alimentan de agravios que surgen desde abajo, y que centrar el foco de atención en Umarov puede ser un error si lo que se busca es terminar con la violencia. Además, señalan, al presentarlo como un Bin Laden local, Rusia tan sólo está logrando aumentar el número de abusos de los derechos humanos que se cometen bajo la excusa de que está librando su propia guerra contra el terrorismo global.

"Así que si le matan ¿qué cambia?", se pregunta Alexei Malashenko, destacado experto en el Cáucaso del Carnegie Center en Moscú. Los analistas han comenzado a plantear un futuro después de Umarov, dados los crecientes rumores de que está enfermo o resultó herido en el ataque de Ingusetia.

Parte de la lealtad a Umarov, un líder que carece de la capacidad retórica y de liderazgo de predecesores como Shamil Basayaev (asesinado por las fuerzas de seguridad federales en 2006), se debe al hecho de que es el único miembro que queda de la "vieja guardia", explica Simon Saradzhyan, un experto en seguridad de la Universidad de Harvard.

Umarov luchó en las dos guerras separatistas que se sucedieron en Chechenia tras la caída de la Unión Soviética, sobreviviendo a sus comandantes. El hecho de que sea checheno lleva a menudo a los observadores externos a creer que la violencia que se ha extendido por el sur de Rusia es simplemente resultado de esas guerras, pero no es exactamente el caso. Las guerras de Chechenia inspiraron otros movimientos, pero la idea de que hay rebeldes chechenos repartidos por toda la región es un error.

El líder checheno Ramzan Kadyrov ha pacificado en parte la república, aunque sigue habiendo zapadores patrullando las carreteras de montaña todos los días. Además, Kadyrov aparece regularmente en la televisión local anunciando operaciones contra supuestos rebeldes.

En las repúblicas vecinas las cosas están mucho menos claras, especialmente en Daguestán, en donde son habituales los ataques contra la policía, los atentados suicidas y la violencia es fruto de una mezcla de guerra de clanes y alta tasa de criminalidad. En Ingusetia, los rebeldes centran su violencia en las autoridades, llegando incluso a atentar contra el presidente Yunus-Bek Yevkurov con un coche bomba hace dos años.

"Después de Umarov, el líder será alguien joven y energético", afirma Malashenko, quien apunta que muchos jóvenes desafectos, que han crecido con poco más que violencia y guerra, forman ahora parte de las cúpulas de estos grupos insurgentes. Saradzhyan coincide en este análisis, pero advierte que "al sucesor le llevará un tiempo conseguir ser conocido en el norte del Cáucaso y en el extranjero, y eso es importante para conseguir financiación y pedir ayuda".

Actualmente resulta imposible llevar la cuenta de los recursos con los que cuentan los rebeldes, bien sea bajo control de Umarov o a nivel local. Al Qaeda, que envió emisarios y dinero a la región durante las guerras de Chechenia, hace tiempo que ha retirado su ayuda física allí para centrarse en otros escenarios como Afganistán y Yemen.

"La influencia de los poderes extranjeros en el Cáucaso es mucho menor que antes", asegura Malashenko. "El movimiento es actualmente autosuficiente".

Hahn compara el papel de Al Qaeda en el Cáucaso con el del Partido Bolchevique que llegó al poder en la revolución rusa de 1917. "Al Qaeda está en la vanguardia, como lo estaba la Unión Soviética en el movimiento socialista mundial". Su objetivo final, sostiene, es la creación de un califato islamista global. "Todo es una aspiración. No creo que vayan a lograrlo, pero podrían hacer mucho daño en el camino".

Malashenko echa la culpa del fracaso en el control del Cáucaso a los grandes males de Rusia: a la corrupción, al estancamiento y al desprecio político que han conducido a un gobierno totalmente ineficaz. "Muéstreme algún aspecto en el que funcione el Gobierno. ¿Cómo está luchando contra la corrupción? ¿Cómo está construyendo las carreteras? El Cáucaso es parte de Rusia".

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