Ruta i: Nòmen Kadri y sus 125 días acampado por un trabajo en Túnez

  • El licenciado en Magisterio Nòmen Kadri exige un empleo en la puerta de la comisaria de Regueb. De los 700.000 desempleados reconocidos oficialmente en Túnez, 170.000 son graduados.
El tunecino Nòmen Kadri lleva 125 días acampado para pedir un trabajo
El tunecino Nòmen Kadri lleva 125 días acampado para pedir un trabajo
Lola García-Ajofrín
Lola García-Ajofrín

Con un colchón, unas mantas y una caseta prefabricada, un licenciado en Magisterio exige un empleo en la puerta de la comisaria de Regueb. De los 700.000 desempleados reconocidos oficialmente en Túnez, 170.000 son graduados.

Un campamento, con mantas de colores y una bolsa de plástico con comida en la caseta desentonan en las inmediaciones de la comisaría de Regueb (Túnez). Lleva 125 días en su decoración. Desde que un joven de 30 años, licenciado en Magisterio, se plantase en la puerta para pedir un trabajo. Es una de las múltiples historias que deja a su paso la revolución.

Se llama Nòmen Kadri y su situación, como licenciado y desempleado en una región en la que los escasos dinares los da la agricultura, habría sido demasiado habitual en Túnez como para llamar la atención de la prensa. Si no fuese porque él instaló su campamento en la puerta de la comisaria. Sacó el colchón de su casa, unas mantas y acampó, hace ahora cuatro meses. "Estaba desesperado. Ya no podía hacer otra cosa", explica con signos de cansancio. Su voz suena débil.

El calor es terrible en el interior de Túnez en estas fechas. "Peor es no tener con qué alimentar a tu familia", asegura. Desde el 1 de agosto, que comenzase en Ramadán, la estancia a la intemperie de este joven se le ha hecho aún más empinada. No puede ingerir ningún alimento ni siquiera agua hasta la caída del sol. "No me importa. Si me tengo que quedar aquí, me quedo, pero no me pienso ir hasta que me den un trabajo".

Nos enseña su nuevo domicilio: "La cocina", ironiza, mientras señala a una bolsa de plástico que cuelga de la caseta, con algo de fruta; "el dormitorio" [un colchón destartalado y unas mantas]; y el armario [un bolso con algo de ropa]. Kadri no sabe hasta cuando permanecerá. Posiblemente hasta que aguante, hasta que le echen o como el mismo asegura, hasta que le den un trabajo.

El desempleo es uno de los principales males de Túnez. En 2011 se cifró en un 13,1%, incluso con un crecimiento del 4,8%, según el FMI. Entre los jóvenes asciende al 23%, según el Ministerio de Trabajo. Además, de los 700.000 desempleados reconocidos oficialmente, de una población de unos 10 millones y medio de personas, 170,000 son graduados. En la región de Sidi Bou Zid, a la que pertenece Regueb, la mitad de los licenciados (48%) no tiene trabajo.

Ben Alí, el hasta enero presidente de Túnez, lo sabía. Por eso su penúltima promesa, cuatro días antes de marcharse el 14 de enero, fue generar 300.000 puestos de trabajo. La última fue que se retiraría en 2014. El pueblo ya no le escuchó.

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