Siria desde los ojos de un francotirador

  • Un francotirador que desertó del Ejército sirio cuenta su experiencia. Su peor recuerdo es cuando sus mayores le ordenaban asesinar a civiles pacíficos y desarmados. Pero las ordenes también incluían el visionado obligatorio de la televisión del régimen. "No podía continuar matando civiles cada día".
Siria desde los ojos de un francotirador.
Siria desde los ojos de un francotirador.
Getty
Hugh Macleod y Annasofie Flamand, Beirut (Líbano) | GlobalPost

"Que los dirigentes te digan que hay que asesinar a civiles pacíficos y desarmados es la cosa más brutal que me ha pasado."

Hablando por teléfono desde su exilio en la vecina Turquía, un francotirador desertor de Siria ha descrito a nuestra publicación los detalles de su despliegue en Izra, a 30 kilómetros al noreste de Daraa, la ciudad del sur de Siria, que ha sido la cuna de la insurrección contra el régimen del presidente Bashar al Asad.

GlobalPost habló dos veces con este francotirador desertor, de 47 años y ex miembro de las fuerzas especiales de la División del Ejército, y ha visto su identificación militar y otros detalles personales. El soldado ha pedido el anonimato por temor a represalias por parte del régimen contra su familia, que todavía vive en Siria.

Su testimonio ha sido corroborado por otras reuniones mantenidas en separado por Insan, una destacada organización de derechos humanos sirio y por Avaaz, el grupo de campañas globales.

"La decisión de desertar del Ejército fue una decisión de vida o muerte para mí", dice el ex francotirador. "Era imposible para mí seguir viendo a la gente caer muerta delante de mis ojos todos los días. Incluso aunque no fueran asesinados por mí".

El 18 de septiembre, un funcionario jordano confirmó por primera vez que el Reino había ofrecido refugio a 60 desertores del personal militar sirio.

El francotirador explicó a nuestra publicación que él y otros soldados fueron informados por sus jefes de que iban a ser desplegados de Damasco a la provincia de Daraa el 25 de abril con el fin de proteger a los civiles de "bandas terroristas".

"Nos dijeron que había manifestaciones en Deraa y que teníamos que proteger a los manifestantes de terroristas y de elementos extranjeros que les amenazaban", dijo.

"La semana antes de que llegásemos a Deraa nuestros oficiales nos dieron órdenes estrictas para que pasásemos cada día, desde las 8 a la 10 de la noche viendo la televisión Al Dunya. Dijeron que escucharíamos la conspiración contra Siria", dice.

Al Dunya TV es el único canal satélite privado de Siria y su propietario mayoritario es un hermano del presidente Asad y el empresario más rico del país, Rami Makhlouf. En junio, el canal dio cobertura al analista pro-régimen Taleb Ibrahim, que hizo un llamamiento a favor de asesinar a los manifestantes.

"Todos creíamos lo que veíamos en Dunya TV y estábamos dispuestos a ir y matar a esa gente, especialmente después de ver los informes sobre Daraa", dice el ex francotirador.

"Era propaganda que mostraba a gangsters y salafistas (los musulmanes fundamentalistas) abriendo fuego contra el ejército, la policía secreta y la población civil, y nos dijeron que ellos estaban siendo pagados por fuerzas extranjeras para asesinar civiles".

El francotirador dice que su cuartel en Izra estaba en un lugar remoto y que los soldados estaban aislados del mundo exterior.

"Teníamos órdenes de no hablar con la población civil. No teníamos acceso a la televisión, periódicos, radio o internet. Nuestra única fuente de información eran nuestros oficiales. Durante las reuniones matinales se repetía la conspiración contra Siria, así como que las fuerzas internacionales estaban introduciendo a gente entre los manifestantes para asesinar a soldados y a civiles. Nos hablaban de los logros de Bashar y de las cosas buenas que había hecho por el país.

"Ellos decían: "Por supuesto que no vamos a aceptar manifestantes que pidan el derrocamiento de nuestro querido presidente Bashar al Asad. Esa gente que está pidiendo cosas de este tipo está contratada por fuerzas extranjeras y tenemos que deshacernos de ella".

Cuatro veces por semana los hombres conducían desde su base en Izra hasta Deraa con la orden de reprimir a los manifestantes. La División 47 estaba compuesta por unos 100 hombres, nos explicó, entre ellos seis francotiradores a los que se les dijo que se apostaran en los tejados de los edificios altos alrededores de los puntos clave de las protestas en la ciudad.

"Todas las divisiones de izra y Deraa estaban bajo el liderazgo directo de Maher al Asad. Todos los oficiales recibían órdenes directas suyas. Lo sé porque a menudo escuchaba a los oficiales hablar entre ellos sobre si habían recibido tal o cual orden de Maher y preguntando a otros que les habían dicho sobre esta cosa o tal otra".

El francotirador dijo que durante los primeros días de la implementación, mientras que a los soldados oficiales se les dijo que disparasen al aire para disolver las protestas, a los francotiradores se les dio la orden de disparar a matar.

"Se nos ordenó a apuntar a la cabeza o al corazón desde el principio. No nos dieron cifras específicas, pero nos dijeron que había que matar a tantos como fuese posible, siempre y cuando hubiese protestas", dijo.

Sin embargo, con lo que se encontró el francotirador en su primera misión en Deraa estaba en marcado contraste con lo que se le había dicho que se podía esperar.

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