El triunfo de Trump revela el fracaso de los medios de comunicación y la angustia de una progresía desorientada

  • La progresía no soporta que un tipo de derechas sin complejos y modales chulescos pueda conquistar el poder sin permiso del poder.

    Trump será excéntrico y bufón, pero no tiene un pelo de tonto, es más, creo que su inteligencia estratégica funciona bien y ha sido el único, al menos frente a Hillary, que supo leer lo que quería y pedía la sociedad.

Donald Trump.
Donald Trump.
José Luis Roig / @joseluisroig
José Luis Roig / @joseluisroig

La progresía mediática, tanto española como norteamericana, sigue rasgándose las vestiduras después de ver –y no creer- que Donald Trump haya sido elegido presidente de Estados Unidos sin su permiso. Los medios de comunicación no soportan haberse equivocado, eso lo primero. ¡Somos el cuarto poder! ¡No permitiremos que la realidad nos estropee un buen titular o un glorioso editorial!

¿Cómo es posible que la sociedad norteamericana no nos haga caso? ¿Cómo es posible que la gente no quiera ser tan progre y tan guay como nosotros? ¿Cómo es posible que lo políticamente correcto ya no atemorice a los votantes y se sientan libres de votar a un tipo como Trump? ¿Qué está fallando? ¿Fracasan los medios o fracasa la sociedad? O quizá fracase la democracia, como algunos han insinuado, por el simple hecho de que todos los votos valgan igual.

Segunda cuestión: la progresía no soporta que un tipo de derechas sin complejos y modales chulescos pueda conquistar el poder sin permiso del poder. Además, desbanque a la candidata oficial –muy dotada técnicamente, pero sin inteligencia emocional ni empatía natural- y lo haga a su manera, sin pedir permiso y saltándose todas las reglas del establishment omnipotente, donde habita la élite política que reparte carnés de corrección democrática. Trump será excéntrico y bufón, pero no tiene un pelo de tonto, es más, creo que su inteligencia estratégica funciona bien y ha sido el único, al menos frente a Hillary Clinton, que supo leer lo que quería y pedía la sociedad norteamericana.Para muchos no ha habido sorpresa electoral, sino que desde hace tiempo la información electoral tiene más de propaganda que de información

Para muchos no ha habido sorpresa electoral, sino que desde hace tiempo  la información electoral tiene más de propaganda que de información. Y esto no sólo sucede en EE.UU., en España también existe un predominio de la propaganda sobre la información objetiva que no responde a la realidad. Lo que se consigue con este atrincheramiento/alejamiento informativo es que los medios vayan por un lado, intentando construir un modelo social a su antojo y semejanza, y los ciudadanos –una gran mayoría- vayan libremente por otro, informándose en mil y un lugares sin tantos prejuicios y miedos como tienen los periodistas; y, por último, pasando de unas encuestas que no sirven para nada porque sólo anuncian unos resultados que son del agrado del pagador.

Con Donald Trump empieza una nueva era. Con el tiempo veremos si será de “trumpismo o trumpazo”, algo difícil de pronosticar con un personaje tan imprevisible y tan poco político. Pero ante las circunstancias que envuelven al nuevo presidente, el showman dejará paso al hombre de Estado. El cargo pesa mucho y los controles de la presidencia no permiten hacer lo que a uno le viene en gana. Sin embargo, la angustia recorre el cuerpo de todos los progres del mundo que no comprenden como un tipo tan deleznable como este puede ser el preferido del pueblo norteamericano. En su día, Trump cuestionó al sistema, hoy son los votantes de izquierdas los que cuestionan al presidente y a la democracia.El periodismo y la comunicación han perdido su función social y su conexión con la realidad. Los ciudadanos y Trump se han dado cuenta de ello mucho antes que nosotros.

Por último y más importante: Además de analizar los movimientos futuros del nuevo presidente de Estados Unidos, urge analizar el futuro de los medios. El periodismo y la comunicación han perdido su función social y su conexión con la realidad. Los ciudadanos y Trump se han dado cuenta de ello mucho antes que nosotros.

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