Un aeropuerto pequeño pero muy ecológico

Orly es el segundo aeropuerto más grande de París, pero el primero en aplicar las tecnologías verdes de la ciudad.

ADP, la empresa que gestiona tanto Orly como el mayor aeropuerto de París, Charles de Gaulle, acaba de orientarse a un sistema de calefacción de última generación que se basa en la energía geotérmica. Se trata de una iniciativa de energía alternativa poco común en un país donde la energía nuclear barata y abundante ha dejado poco apetito por las tecnologías verdes.

Pero París tiene un potencial único para promover las energías renovables. La capital se encuentra sobre una reserva gigante de vapor de agua caliente llamada Dogger Well. ADP se nutre de esa reserva ubicada a 5.500 metros de profundidad.

El agua es cálida por naturaleza porque está muy lejos de la superficie y más cerca del núcleo caliente de la Tierra.

Así es cómo funciona: se eleva el agua caliente y se usa para calentar las terminales del aeropuerto. A continuación, regresa bajo la tierra a una temperatura más fría, donde, por supuesto, una vez más se calienta de forma natural.

El proceso cubrirá un tercio de las necesidades de calefacción del aeropuerto. ADP también planea reducir sus emisiones de carbono en 9.000 toneladas cada año.

A pesar de su potencial, las empresas de las compañías aéreas parisinas son reacias a la energía geotérmica, ya que normalmente suele necesitar entre 10 a 20 años para rentabilizar el gasto.

Algunas casas individuales ya utilizan la energía geotérmica, pero ADP es la primera gran empresa de París que invierte en ella. La compañía dice que sólo pudieron empezar con buen pie gracias a los fondos gubernamentales. También tuvieron que enfrentarse a obstáculos tecnológicos, incluso recurriendo a expertos en plataformas petroleras para ayudarles a perforar en el fondo.

Los expertos dicen que el Dogger Well proporcionará sistemas de calefacción ecológicos y respetuosos con el medioambiente para las casas y negocios durante varias décadas. Así que con tanta agua caliente circulando por debajo de la región de París, las perspectivas son buenas para la difusión de la energía geotérmica en la ciudad, y tal vez, para toda Francia.