Un documental sobre el golpe de Estado en Honduras muestra a soldados deteniendo a niños y golpeando a periodistas

  • El 28 de junio se cumplirá un año desde que un golpe de Estado sacara del poder a Manuel Zelaya. Hoy se estrena en Argentina un documental que refleja la crudeza de los enfrentamientos que se vivieron esos días entre el Ejército y los ciudadanos. El 15 de junio llegará a España.
Joseph Huff-Hannon | GlobalPost

(Buenos Aires, Argentina). Katia Lara y Carlos del Valle cogieron sus cámaras y comenzaron a grabar: los manifestantes se reunían en las calles de Tegucigalpa y los soldados disparaban contra la multitud. Estuvieron filmando durante cinco meses. Todo se inició el día en que el Ejército hondureño secuestró al entonces presidente Manuel Zelaya y lo expulsó del país. Tienen imágenes impresionantes de los soldados golpeando a periodistas y deteniendo a niños.

“Nos enteramos del golpe a través de CNN, porque las cadenas públicas emitían dibujos animados y partidos de fútbol”, explica del Valle. La policía les confiscó las cámaras dos veces y algunas personas que aparecen en el documental fueron asesinadas.

En diciembre Lara, hondureña, regresó a Buenos Aires. Del Valle la siguió al mes siguiente. Llevan meses en la capital argentina editando su documental, "Quién Dijo Miedo: Honduras de un golpe".El filme narra la historia de un joven activista hondureño, que acaba pidiendo asilo en España después que apareciese una bomba en el coche de su novia.

(¡Advertencia: Algunas imágenes contenidas en el siguiente trailer pueden herir la sensibilidad del espectador!)

Lara y del Valle grabaron cientos de horas por todo el país y esperan que el documental sirva para mostrar la violencia del golpe de Estado y la ilegitimidad de los comicios posteriores, en los cuales no votó más del 60 por ciento de los electores.

Lara y del Valle son los únicos realizadores que tienen un documental sobre el caso de Honduras. “Quién dijo miedo” se estrena hoy en una sesión especial en un cine con capacidad para 800 personas. La première en España será el 15 de junio. Del Valle presentará también el documental en Bolivia y Chile; Lara lo hará en Nicaragua, Costa Rica y EEUU en el mes de julio.

“Los dos lugares en los que pensamos terminar la película eran México y Argentina, porque ambos tienen una sólida industria cinematográfica”, explica del Valle. Lara también había vivido en ambos países, pero finalmente se decidieron por Argentina por la firmeza con que el país se opuso al golpe de Estado.

“EEUU ni siquiera lo calificó de golpe, mientras que sólo tres horas después del secuestro del mandatario hondureño, Cristina Fernández de Kichner [la presidenta argentina] ya había expresado su rechazo a la acción. Nos pareció que nos recibirían mejor aquí”, afirma Lara.

Es una señal de esperanza que la pareja haya venido a exiliarse a Argentina, un país que una vez acogió a escuadrones de la muerte que secuestraban, torturaban e hicieron desaparecer a miles de activistas e intelectuales de izquierdas. Durante las guerras de Centroamérica en los años 80, el Gobierno argentino envió asesores militares a Honduras para entrenar a los soldados en las técnicas para controlar, torturar y hacer desaparecer a sus rivales políticos.

Argentina es uno de los pocos países latinoamericanos que ha enjuiciado a una parte importante de quienes cometieron atropellos a los derechos humanos durante las dictaduras militares de los años 70 y 80. El mes pasado, el ex dictador Jorge Videla fue acusado de haber cometido “40 asesinatos con agravante, secuestros y torturas”. El ex ministro de Economía, José Martínez de Hoz, responsable de implementar el plan económico conservador de la dictadura, fue enjuiciado por secuestro, tortura y asesinato.

La iglesia de la Santa Cruz, uno de los hogares temporales de ambos realizadores, también tiene un gran simbolismo. Fue aquí donde el grupo de las Madres de la Plaza de Mayo realizaron sus primeras reuniones y donde fueron secuestradas las monjas francesas Leonie Duquet y Alicia Domon. Las religiosas fueron posteriormente torturadas y arrojadas al mar. Durante tres meses, los sacerdotes de la parroquia dejaron que del Valle y Lara durmieran allí gratuitamente.

“Cuando comencé a explicarle a la gente por qué había venido aquí y la historia de nuestra película, me di cuenta que sabían exactamente de lo que les estaba hablando. Ya lo habían vivido”, añade del Valle, que es guatemalteco.

Los dos realizadores han estado trabajando a toda prisa estos últimos días para acabar la película antes del estreno del 7 de junio. La película ha sido editada en un PC, con discos externos y en casas de amigos, cafés o bares.

El 28 de junio habrá un segundo estreno, mucho más importante: en Honduras. Coincidirá con el primer aniversario del golpe de Estado. El lugar y la hora se decidirán en el último minuto para evitar cualquier intento del Gobierno de Porfirio Lobo de prohibir la proyección.

“Me encantaría poder ir para ver la reacción de la gente”, explica Katia. Por ahora, eso no es una opción. Muchos de sus amigos y colegas de Honduras le dicen que no es un lugar seguro para ella.

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