Voleibol reconcilia a excombatientes de guerras en Colombia y Ruanda

Ilber Iter fue guerrillero de las FARC y Gabriel Chávez soldado del Ejército de Colombia, pero ahora ambos integran la selección nacional de excombatientes de voleibol sentado, que este sábado venció en Bogotá al sexteto paralímpico de Ruanda, conformado por antiguos hombres en armas.

Ambos perdieron una de sus piernas por la explosión de una mina antipersona: Chávez hace tres años y medio e Iter en 2012, un año después de desmovilizarse de las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que el lunes firmaron un acuerdo de paz con el gobierno para superar un conflicto armado de más de medio siglo que para entrar en vigor deberá ser aprobado el domingo en un plebiscito.

Pese a formar parte de bandos enfrentados durante 52 años, hoy junto a dos exrebeldes, otro exmilitar y siete civiles defienden el amarillo, azul y rojo de la bandera colombiana en el elenco de voleibol sentado, que ganó dos de tres sets a la selección paralímpica de Ruanda, el mejor equipo africano en la modalidad y en el que conviven sobrevivientes y excombatientes del genocidio de ese país que acabó con la vida de más de un millón de personas.

Este equipo "busca la unión de distintos sectores víctimas del conflicto armado. No importa de qué bando haya sido, sino solamente buscar la unión", dijo a la AFP Iter, de 33 años y quien durante 14 años formó parte de las FARC, alzadas en armas contra el Estado tras una sublevación campesina en 1964.

"Si jugar con el enemigo en la misma cancha aporta para que nadie más caiga en una mina, yo me siento con el enemigo", señaló por su parte Chávez.

El emotivo encuentro se celebró en el Palacio de los Deportes de la capital colombiana y fue calificado como "el partido de la historia" por el presidente Juan Manuel Santos, quien destacó el "ejemplo" de reconciliación de la nación africana y el que guerrilleros y soldados colombianos estén "hoy unidos en un mismo equipo".

"Esto que acabamos de ver, el partido de la historia, el partido de la paz, es lo que mañana vamos a decidir los colombianos (en el plebiscito): que a partir de mañana podamos todos jugar en el mismo equipo, sin importar que pensemos distinto", afirmó Santos, cuyo gobierno optó por las negociaciones con las FARC, la principal y más antigua guerrilla del continente, instaladas en 2012 en Cuba.

Pero mientras Colombia se prepara para la reconciliación después de una conflagración interna que involucra a guerrillas, paramilitares y agentes del Estado, con un saldo oficial de unos ocho millones de víctimas, entre ellos 260.000 asesinados, en Ruanda ya pasaron la página del genocidio de 1994.

"No puedes vivir de la venganza, si alguien te pide perdón, ¿por qué no dárselo? Por eso escogimos el deporte, porque tiene el poder de unirnos y tiene valores", explicó a AFP Dominique Bizimana, capitán de la selección paralímpica de Ruanda y combatiente del gobierno hutu, que hace más de dos décadas eliminó a la mayoría de la población tutsi.

Bizimana, quien entregó una canasta blanca a Santos como "símbolo de paz", sostuvo que en el elenco africano hay hutu y tutsi, pero que han decidido dejar a un lado esas distinciones para reconocerse como ruandeses.

"Él era mi enemigo -dijo al público Bizimana mientras tomaba de la mano a su compañero tutsi Jean Rukudo-, hoy no es mi enemigo, hoy es mi amigo".

La selección de Ruanda participó en los Paralímpicos de Río-2016 y desde allí partió a Bogotá para el encuentro de este sábado, en el que fue recibida con banderas blancas y premiada por Santos con una paloma blanca de la paz. Los ruandeses respondieron gritando todos juntos "Sí", en apoyo al acuerdo para finalizar el conflicto.

Pese a salir derrotado por los excombatientes colombianos, que entrenaron para este partido durante dos meses, el capitán africano, que perdió la pierna izquierda hace 24 años en un combate, recomendó a los colombianos "estar unidos" para reconstruir el país.

"Todos ganan con la paz", dijo.

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