A Mas le sale por fin una oposición interna

    • Se podría decir que la autoridad del Estado democrático se ha impuesto ya que no se han producido por ahora las desobediencias anunciadas.
Mas sobre la negociación JxSí-CUP: "No esperéis soluciones mágicas pero habrá soluciones"
Mas sobre la negociación JxSí-CUP: "No esperéis soluciones mágicas pero habrá soluciones"

Insisto en que, al otro lado de la lluvia informativa sobre los atentados de París y sus secuelas, en la Cataluña política se atisban novedades que pueden afectar a la locura secesionista puesta en marcha por Artur Mas. Conviene no perder de vista el episodio bajo la rutina periodística que hace que el resplandor del último acontecimiento eclipse el resto de la historia hasta incluso hacerla desaparecer. Sin los ataques terroristas del viernes 13, los secesionistas catalanes seguirían copando la atención y ahora con sus desavenencias, los inesperados titubeos de unos y las irritaciones consiguientes de otros. Porque cuando menos se esperaba, han surgido síntomas de borrasca.

Lo primero que ocurre, y no se trata de algo contradictorio, es la pasividad de los afectados por la suspensión del “proceso político” para la independencia tras la admisión por el Tribunal Constitucional del recurso del Gobierno. Nadie de ellos, ni en el Parlament ni en el Gobierno autonómico, ha realizado, que se sepa, acto a favor de la resolución suspendida, que sería una ilegalidad inmediatamente perseguida, como precisó el propio Tribunal en estos términos: “Se les advierte de su deber de impedir o paralizar cualquier iniciativa que suponga ignorar o eludir la suspensión acordada, apercibiéndoles de las eventuales responsabilidades, incluida la penal, en las que pudieran incurrir”. No se han producido por ahora las desobediencias anunciadas, lo que equivale a decir que, hasta el momento,la autoridad del Estado democrático se ha impuesto.

Entre tanto, la discrepancia ha empezado a cundir en los interiores de Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) ante las maniobras que ha desplegado y las rendiciones que ha ofrecido Artur Mas a la extrema izquierda antisistema para obtener su apoyo y poder continuar como president. La súbita conversión al independentismo de Artur Mas, que hace solo tres años abominaba de ese empeño, le llevó a pactar con irreconciliables antagonistas de la moderación y el liberalismo, como son los dirigentes de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC) y sobre todo los extremistas de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), y le ha conducido al desvarío de inventar fórmulas extravagantes para mantenerse en el machito, como ceder competencias o aceptar una extravagante “presidencia coral”.

Todo ello ha acabado con la paciencia de cinco dirigentes de CDC e integrantes del gobierno catalán, que han empezado a quejarse dentro y a manifestar su desacuerdo fuera. No son militantes del montón sino gentes de peso en el nacionalismo catalán que no renuncian a un nuevo status para Cataluña -con la pretensión de alcanzarlo alguna vez en alguna negociación- pero rechazan la vía insensata que se ha iniciado ahora. Pretenden reconducir a Mas y, en todo caso, reconstruir la identidad del partido, para lo que proponen suspender las actuales aventuras y, si no hay mejor solución, repetir las elecciones. Se trata de Andreu Mas-Colell, consejero de Economía, Francesc Homs, consejero de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Germà Gordó, consejero de Justicia, Jordi Jané, consejero de Interior, y Felip Puig, que ha sido titular de sucesivas consejerías.

Todos ellos han empezado a hacer por su cuenta declaraciones críticas -moderadas por supuesto, que la militancia impone límites- y a sugerir la necesidad de un giro. Muy mal tienen que discurrir las cosas para que gentes de este calibre no logren despertar al tradicional partido nacionalista, hoy en horas tan bajas. El momento es tan delicado que si el partido no reacciona surgirá un germen de escisión. Por ahora, quedémonos con que es noticia estimulante que el extravío secesionista de Artur Mas agita por fin las aguas dentro de CDC. Veremos si el principal protagonista de esta desdichada historia está listo para evitar que incluso se lo lleven por delante.

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