OPINION

El debate de investidura y sus otros protagonistas para retener a la audiencia en 'Espejo Público'

Espejo público, debate de investidura
Espejo público, debate de investidura

El debate de investidura ha llegado con un aliciente extra de interés televisivo: el suspense de no conocer el desenlace. Y todas las cadenas nacionales han variado su programación matinal para conectar con la señal oficial del hemiciclo.

Todas con una misma realización que cede el Congreso de los Diputados y que no es más que una retransmisión muy convencional de los discursos, con algún que otro plano con la reacción de contrincantes u otros diputados. Sin más. Se busca inmortalizar el momento de una manera institucional, no dotarlo de una narrativa audiovisual rica. Así que son las propias cadenas las que deben enriquecer tales imágenes con su línea editorial para diferenciarse del resto de canales e intentar atraer un público con un distinguible valor añadido.

TVE, como televisión pública, ha dado la señal más limpia. Es decir, sin interrumpir las intervenciones de los diferentes líderes y con apuntes periodísticos, mientras que La Sexta ha optado por la retransmisión más viva con la narración apasionada de García Ferreras, También Telecinco ha variado su 'Programa de Verano' para comentar lo que sucedía en el congreso, pero ha sido el equipo de 'Espejo Público' el que más ha innovado visualmente, otorgando al relato del debate de investidura unos nuevos protagonistas: los propios comentaristas  del programa, que se han utilizado como reclamo durante el discurso de Pedro Sánchez. 

Para captar la atención del espectador ante la larga intervención del candidato a presidente y evitar que el espectador se desconecte, 'Espejo Público' ha optado por recargar de impactos la pantalla. Un factor que es habitual en la televisión de hoy. Aunque, esta vez, dando un paso más allá. En determinados instantes, la televisión se dividía en cinco partes: en el centro, la señal del Congreso y, a los lados, dos ventanas más, que mostraban las caras que iban poniendo en directo los colaboradores del magacín de Antena 3 en el visionado de la alocución de Sánchez.

El periodista como protagonista. A falta de planos con la rapidez suficiente para plasmar las reacciones espontáneas de los propios políticos, 'Espejo Público' ha suplido este déficit con sus expertos de cabecera como si fuera un invitado de 'Sorpresa, sorpresa' que iba a recibir una visita inesperada y al que hay que ver cómo se asombra inesperadamente. Es la evolución de la información en televisión, engullida por los trucos del reality show. Más aún si desde los platós se siente que es monótono lo que sucede y, por tanto, hay que inyectarlo energía.

Entonces, es cuando se puede caer en la tentación de esa multipantalla que aparenta mostrar mucho aunque, quizá, ninguna imagen contenga relevancia informativa. Y, si no es suficiente, se tira del aireado debate, que siempre funciona. De hecho, este lunes, en nuestra televisión se ha estado debatiendo del discurso de investidura durante el discurso de investidura. Conclusiones, muchas conclusiones, antes de la conclusión. Y, todavía peor, sin permitir escuchar el discurso completo al propio espectador que si tenía mucho interés se quedaba frustrado o cambiando de canal. Todo sea por el ritmo televisivo. 

Gajes de una televisión que vive rápido y ha interiorizado que la política es un espectáculo. Aunque la política no siempre debe ser un efectista espectáculo. Es más, por el bien común, los partidos deberían percatarse de que sobra teatralización y falta Política. 

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