OPINION

El día que Espinete presentó a la Escolanía del Valle de los Caídos

Espinete con Teresa Rabal
Espinete con Teresa Rabal

Hubo un tiempo en el que TVE salía de sus platós por Navidad para participar en ferias juveniles e infantiles. Lo hizo en diferentes ocasiones, tanto en Barcelona como en Madrid.

Los profesionales de la televisión pública dejaban las sedes de la cadena para enseñar a los más pequeños la trastienda de la televisión. En las fiestas navideñas de 1984, TVE hasta realizó un programa en riguroso directo con Teresa Rabal y Torrebruno como maestros (y cantantes) de ceremonias desde una de estas ferias, Juvenalia. Un programa que se convertía en todo un acontecimiento, pues los chavales apreciaban que la tele les tenía en cuenta y la sentían suya.  En tal cometido, ayudaba que esta serie de especiales no fueran sólo producto enlatado. Ni había reportajes previsibles, ni había solo series extranjeras: se palpaba la realidad de la época con una televisión en directo y sin red: tremendamente viva y eso la hacía hipnótica. 

TVE potenciaba su identidad con este tipo de programas en los que se reunían a todos los personajes infantiles de la época. Desde los Electroduendes y la Bruja Avería, que estaban sentados en la grada con el joven público, y hasta Chanquete. Bueno, el actor Antonio Ferrandis. También pasó por allí Espinete, ante una gran ovación de alegría del público. Espi hizo cameo con su inseparable Chema que, por cierto, cocinó mazapán durante la emisión, dulce que daba título a esta serie de especiales tremendamente imprevisibles.

Mazapán de TVE era educación, entretenimiento y show en un directo tan artesanal como desnudo. Lo que convertía al programa en un adictivo caos en el que no todo siempre salía bien, pero no pasaba nada porque ese desorden hacía más atractivo que mostraba las costuras de la tele de una forma entrañable ante la curiosidad de la mirada infantil.

Ya la primera aparición de Torrebruno salió mal, pues el playback entró antes de lo previsto y el presentador infantil tuvo que empezar a cantar sin micrófono, que estaba en una esquina del decorado esperando la aparición del cantante. Entonces, los micro iban con cable. Un cable largo, pero no apto para salir desde bastidores. 

El archivo de RTVE ha colgado estas Navidades aquella tanda de especiales que recuerdan que la cadena pública fue una importante factoría de programas infantiles, que sabían reinventarse y no quedarse en lo de siempre. Programas infantiles que hacían piña entre sí, retroalimentándose para arrastrar públicos de un espacio a otro.

Aunque, de repente, un perdido Espinete se viera liándose al tener que presentar a la Escolanía del Valle de los Caídos, que se disponía a interpretar un villancico en un espacio en lo que lo mismo había una exhibición de pimpón que se hacían experimentos o que cantaba una niña prodigio llamada Diana, con un ballet Papa Noeles desincronizado detrás.

Quién se lo iba a decir a Espi. Él era muy educado y presentaba lo que le pidiera un programa que era un espacio abierto a como éramos en 1984. Quizá eso se echa de menos en la TVE de hoy: sobran series extranjeras y faltan programas infantiles vivos en los que la infancia se reconozca en su realidad y creatividad diversa.

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