ANÁLISIS

El luto oficial de la BBC: cómo la cadena pública británica proyecta su valor y relevancia institucional

Instante del anuncio de la muerte de Felipe de Edimburgo en BBC.
Instante del anuncio de la muerte de Felipe de Edimburgo en BBC.
BBC

Es de estudio la liturgia que ha utilizado la BBC para comunicar la muerte del príncipe Felipe de Edimburgo. La cadena pública británica ha activado su protocolo de luto oficial. Es decir, en el momento en el que se corta la programación habitual para anunciar el fallecimiento no irrumpe la sintonía oficial de sus informativos, como en otros fallecimientos o como ha sucedido durante la crisis sanitaria a la que llevamos asistiendo por el coronavirus desde el último año. Directamente, aparece una cartela sin color ni movimiento en emisión. El logotipo de BBC News fijo y en riguroso blanco y negro. Sobre esta imagen en voz en off en directo se avisa de que se va a comunicar un suceso de calado: "Estamos interrumpiendo nuestra programación para darles un importante anuncio". Y, entonces, aparece la presentadora en plató, también vestida de luto. Sin ningún protagonismo de un rótulo con nombre propio, habla por la corporación de radiotelevisión pública que anuncia la muerte en un plano fijo. Después, tras un planificado y rotundo fundido a negro, se emite durante segundos la fotografía del príncipe, precedida de su escudo. Sólo la imagen del duque, al ritmo de la solemnidad del himno nacional del Reino Unido.

Desde este momento, toda la programación de la BBC se tiñe de literal luto. Sus pasos a publicidad cambian y se suspende la emisión de comedias. Toda la programación se pone al servicio del adiós a la figura del duque. Así la cadena independiente se alza como la gran televisión institucional del Reino Unido.  Y, para proyectar esa sensación, no duda en articular todos los rituales escénicos para dotar de más ímpetu a los días de la despedida a Felipe de Edimburgo. 

A priori, la cadena opta por la contención. Pero podía haber optado por su introducción habitual de informativos, que avisa de que llegan las noticias ante acontecimientos de todo tipo de calado. También de duelo. Pero en el caso de la Familia Real se escenifica de manera diferente, lo que impregna a la retransmisión de una fuerza más histórica ya en el mismo momento en el que se visualiza en directo.

En una época actual en la que existe alta competencia entre canales y se elige  el 'periodismo de acción' que da mucho ritmo a cada hecho noticioso para intentar atraer la atención del espectador, la BBC vuelve a su esencia clásica: cartelas ceremoniosas, voces en off de continuidad pausadas y un sentimiento de luto que inunda toda la línea editorial de la parrilla. Hasta la calculada forma de comunicar de los presentadores. De esta forma, la cadena se distingue del resto y se alza como la televisión institucional que es.

La BBC utiliza técnicas televisivas para remarcar su función de cadena de Estado. Es otra forma de utiliza las artes del espectáculo televisivo, que normalmente se asocian a dinámicas de varietés y fanfarrias, pero, en este caso, la contención teatral tradicional de la BBC es la hábil aliada para remarcar con astucia que no es una cadena más, que es un canal histórico con una responsabilidad para la historia. 

Ese sentimiento de cadena oficial de los británicos hace que sobreviva como referente que define la agenda mediática sin querer parecerse a nadie. Va por delante en el cuidado de las liturgias escénicas. Porque también en información la televisión es televisión: no sólo es importante qué se cuenta, sino también el cómo se cuenta. Es una de las claves por las que la BBC no se debilita tanto en su sociedad como otras cadenas públicas, sabe cuáles son sus responsabilidades y las sabe remarcar en el ojo de su audiencia que es sus conciudadanos. No imita a tendencias imperantes, define el paso del resto de canales con la seguridad que otorga creerse que no sólo es un medio de comunicación, es una institución pública. Y así lo visualiza.

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