OPINION

Chaval, ¿qué prefieres: trabajo o indemnización?

Un empresario me contaba el otro día lo siguiente: tenía un pequeño estudio de arquitectura donde daba trabajo a unas cuatro personas. Tres de ellas se las llevaron hace dos años otros estudios, cuando todavía había un "boom" en la construcción. Se ha quedado con una persona.

Ha tenido suerte porque no ha pasado por el mal trago de tener que despedir a sus colaboradores. No hay trabajo. No hay encargos. No se proyectan edificios.

Si hubiera tenido que despedir a tres personas, se habría quedado sin fondos porque algunas llevaban trabajando para él 20 años. Multipliquemos 20 años por 45 días por año trabajado, que es lo normal en estos casos cuando se habla de indemnización. Son 900 días. Eso son casi tres años de salario  a cada uno, en caso de que les hubiera despedido.

Otros empresarios no se han librado. Han pagado indemnizaciones por despido de 45 días, se han quedado sin fondos y ahora tratan de aguantar con lo que tienen.

Y ahora, imaginen: ¿piensan que alguno de esos empresarios va a hacer contratos fijos cuando este país empiece a recuperarse? Ni locos. No lo van a hacer. No lo harán porque todavía no se les habrá ido el miedo en el cuerpo que les ha quedado por estos años  de crisis.

Hagamos algunos razonamientos desde el punto de vista del empresario. Imaginemos que el país se empieza a recuperar a finales de este año, como predice la ministra de Economía. Imaginemos que empiezan a llegar pedidos. Imaginemos que necesitamos más mano de obra. ¿Qué hacer? Pues muy sencillo: aumentar la carga de trabajo de los que tienes en plantilla para no tener que contratar más gente pues si hay un nuevo apagón, no habrá forma de pagar indemnizaciones tan altas como ahora, en caso de nuevos despidos.

Sigamos imaginando. Cuando la carga de trabajo sobre la plantilla actual sea exagerada y hasta abusiva, los empresarios comenzarán a contratar gente. ¿Qué  tipo de contrato? Temporales. O harán subcontratas. O llamarán a los autónomos y, haciendo algunos rodeos a la ley, les dirán: "Chaval, yo te doy trabajo pero tú te pagas la Seguridad Social".

Es decir, el trabajo que viene será más precario, con menos seguridad, y menos duración.

Es una paradoja digna de acertijo griego: la creación de empleo está limitada por los despidos. Es decir, lo que impide que haya más puestos de trabajo son las condiciones del despido. ¿No suena aberrante?

El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, lo explicaba ayer el domingo en su carta del director: "...que se le pregunte a ese 91% de los contratados el año pasado, que lo fueron de forma temporal, si no preferirían esos 20 días volando que el pájaro muerto de la nada que tienen en mano. Y que se les pregunte, en fin, a los cuatro millones de parados si no se darían con un canto en los dientes si alguien les ofreciera un empleo estable en esas condiciones".

Piénsenlo de nuevo porque nos estamos volviendo locos: lo importante es el empleo. Como dice el director de El Mundo, si se le preguntase a los cuatro millones de parados qué prefieren: si una indemnización de 20 días y con un buen contrato, o por el contrario, un alta indemnización e irse al paro sine die, ¿qué escogerían?

Empleo, claro. Pero, ¿por qué no se soluciona?

Ahora vamos a ponernos en los zapatos de los sindicatos. No hay cosa más humillante que el despido y los sindicatos han logrado a lo largo de los años que ese momento tenga unos buenos amortiguadores. En primer lugar, una alta indemnización de 45 días. Las ha habido más altas porque cuando se negocia un ERE los sindicatos tratan de obtener lo mejor para los trabajadores; y los trabajadores tachan de cobarde y vendido a un sindicato o a un comité de empresa que obtenga menos de 40 días en las negociaciones.

Ha habido Expedientes de Regulación de Empleo con más de 45 días, y con compromiso de recontratación. O con premio de 10.000 euros. Para los trabajadores despedidos, esto es una ventaja, no lo dudemos. Además, los sindicatos presionan para que la vida de los despedidos sea lo menos dura posible: por ejemplo, creen que es positivo aunque insuficiente dar 420 euros al mes a los parados que se han quedado sin su seguro de desempleo. Y a medida que el paro sea más profundo, los sindicatos exigirán más protección para los trabajadores.

Todo esto tiene una enorme lógica desde el punto de vista social y laboral. Es razonable.

Pero el problema es que, al crear ese escudo social alrededor del trabajador, está cerrándole las puertas pues ese trabajador se irá a su casa con una indemnización más o menos alta, con su extensión de 420 euros cuando todo se extinga, pero no volverá a encontrar trabajo porque sencillamente, no habrá ofertas de empleo.

¿Entienden la paradoja? No se trata de una conspiración sindical porque los sindicatos creen de buena fe que su lucha consiste en defender a los trabajadores. El problema es que esa visión no ayuda a salir del túnel: los hace más largos.

Se trata de dos visiones de un mismo laberinto. Las dos aparentemente razonables. En una visión, no hay salida. En otra, sí. ¿Cuál es esa salida?

Ahora imaginemos que el gobierno, los sindicatos y la patronal se sacan de la manga un contrato donde la indemnización por despido sea de 20 días; donde  por cada nuevo contrato, se bajan las cotizaciones a la SS; donde los contratos a jóvenes menores de 25 años se subvencionan con menos cotizaciones o menos impuestos; donde los contratos a mayores de 45 años tendrán más subvenciones; donde los contratos indefinidos gocen de ventajas fiscales...

¿Qué tendremos?

Pues que, cuando empiece la recuperación económica, los empresarios querrán contratar gente, jóvenes, o veteranos, les dará igual. Tendrán la seguridad de que, si hay una recaída crítica, no les pillará con las manos atadas.  El mercado de trabajo se moverá con más rapidez y bajará rápidamente la cifra de parados.

Ese es el problema de ahora. Que el paro no bajará aunque mejore la situación económica porque los empresarios consideran que los contratos laborales, los llamados fijos, los indeterminados, con 45 días de indemnización, son demasiado caros cuando sobrevienen las crisis. Y lo siguen siendo cuando salgamos de la crisis.

Y ahora la gran pregunta: chaval, ¿tú qué prefieres? A. ¿Que te prometan una indemnización de 45 días cuando te despidan? B).  ¿O que cuanto te despidan consigas trabajo a la semana que viene, aunque no te den indemnización?

La respuesta A explica por qué estamos donde estamos. La B explica por que hay países que están saliendo de la crisis y que no tienen tanto paro.

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