Resuelto el misterio de la materia oscura de Podemos: es de izquierdas

No somos marxistas sino marxianos, dijo una vez Pablo Iglesias. Aspiramos al centro del tablero, dijo en otra ocasión.  "Yo he votado al PP y ahora os voto a vosotros", decían los votantes de Podemos. "Proponemos un programa de sentido común", afirmaba Pablo Iglesias.

¿Eres comunista?, le preguntó una vez una vez un periodista. Y Pablo Iglesias no respondía. Más bien decía: "No importa si la bandera es roja o verde". Lo importante era "trabajar para hacer un país más decente". Podemos era un partido transversal. Un partido de confluencias. De mareas.

Mientras Izquierda Unida ya avisaba en sus siglas que era de izquierdas, y que defendía sin complejos la causa comunista, a Podemos y a Pablo Iglesias no le convenía revelar su esencia porque perdía votos. En esencia era como la materia oscura. Se sabe que está ahí, pero no se puede ver claramente.

Les funcionó. Gente de derechas, de centro y de izquierdas le votaron en las pasadas elecciones. Nada menos que 69 diputados entre Podemos y sus mareas o transversalidades.

Cuando le tocó pactar para formar gobierno, no se acercaron a Izquierda Unida sino al PSOE. Podemos era más afin a la socialdemocracia que al comunismo, por si alguien tenía dudas. Había una historia de amor con los socialistas. Eran carne y sangre del mismo cuerpo ideológico. Eso parecía.

Aquel acercamiento con el PSOE no llegó a cuajar. Y ahora que estamos encaminados a nuevas elecciones, Podemos desvela el misterio de su materia oscura: es de izquierdas. Ha llegado a un pacto con Izquierda Unida para presentarse juntos a los comicios del 26J.

Muchos dicen que es el fin de IU, que se va a merendar a Alberto Garzón, líder de IU. No lo sabremos hasta el 26J.

Pero lo que sí sabemos es que la materia oscura de la que estaba hecha Podemos es de izquierdas: llámese comunismo, anticapitalismo, extrema izquierda, eurocomunismo, socialismo del siglo XXI, chavismo o lo que sea. Pero ni socialista moderado, ni socialdemócrata.