El electorado español está enfadado, pero no se confundan... sigue sentado

    • No digo ya que el proceso de los independentistas catalanes va a deshacerse como una burbuja de jabón, sino que en las próximas elecciones generales tampoco va a resultar vencedora una opción de cambio radical.
    • El electorado español no va a optar por una opción radical de la noche a la mañana.
Pablo Iglesias traslada al Gobierno su rechazo al recursos ante el TC contra la declaración del Parlamento catalán
Pablo Iglesias traslada al Gobierno su rechazo al recursos ante el TC contra la declaración del Parlamento catalán

Los medios, los tertulianos, la gente, no para de echarse las manos a la cabeza con expresiones de alarma del tipo¡donde vamos a llegar!, ¡esto solo pasa en este país! ¡hay que ser español para montar semejante lío!.

Respeto las opiniones, pero me veo en la obligación de calmar los ánimos: aquí, en España, Cataluña incluida, no va a pasar nada. No digo ya que el proceso de los independentistas catalanes va a deshacerse como una burbuja de jabón, sino que en las próximas elecciones generales tampoco va a resultar vencedora una opción de cambio radical.

Demasiado grande

El Reino de España es una nación demasiado grande en términos de territorio y en términos de población, y demasiado compleja en sus referencias sociales, económicas y políticas como para que, de la noche a la mañana, el electorado obligue a una sustitución radical de los que mandan.

Es verdad que la corrupción enrabieta y desmoraliza a cualquiera, no tanto porque, en España haya chorizos, como porque pasan años antes de que, una vez denunciados, sean juzgados y condenados.

La separación de poderes ¡Ay!

Cualquiera con dos dedos de frente, añora una organización política más limpia que la presente, en la que, de verdad, los poderes del Estado estén nítidamente separados, y en la que fuera impensable que el Presidente del Tribunal Supremo y el del Tribunal Constitucional fuera nombrados por los partidos.

También se echa en falta una mejor defensa de las personas frente a esos aparatos del Estado, y frente al poder fáctico de los medios, que convierten en reo de cadena perpetua al sujeto de una investigación policial/fiscal recién iniciada.

No es el déficit, son las personas

Cualquiera de los graves problemas de esa relación, no excluyente, es más importante que si el dichoso déficit público está dos o tres décimas por encima o por debajo de lo previsto y de lo comprometido con la Unión Europea que parece dominar el debate nacional.

Los tecnócratas de Bruselas confunden personas con números, y se acochinan sin respuesta cuando llega un problema de verdad, como el de la inmigración o el de la escasísima natalidad europea.

Pero, con todo, el electorado español sigue en lo sentenció Quevedo: huyamos de la cólera del español sentado. Está, sí, enfadado y decepcionado, pero no va a levantar su voto para que las cosas cambien.

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