Errejón en la Granja

  • Al principio, hay hermandad, pero luego aparecen los líderes. El primero, Napoleón, Lenin, Castro o Iglesias, en sus diversas imaginaciones, es partidario del centralismo democrático.

    El segundo, Bola de Nieve, Trosky, Che Guevara o Errejón, según se imagine, es partidario de una revolución abierta, ahora se llama trasversal, dinámica y casi asamblearia.

Errejón apoya la decisión de Podemos de expulsar del partido a Xelo Huertas
Errejón apoya la decisión de Podemos de expulsar del partido a Xelo Huertas
EUROPA PRESS
José Ramón Pin Arboledas

El Manifiesto Errejón es la contestación de los partidarios del, hasta ahora, segundo de Podemos (sin Unidos) al poder que les va expulsando de sus puestos. So capa de la pureza organizativa muestran su enfado ante la prepotencia de Iglesias, el líder carismático. Con su escrito denuncian que en el próximo congreso, llamado Vista Alegre II, se pretende una especie de pucherazo leninista, votando la globalidad de propuestas y personas de una sola vez.

Pero, la historia de las revoluciones es conocida. Su mayor descriptor es George Orwell y se encuentra en su obra Animal Farm (en español Rebelión en la Granja). Los “indignados” animales de una explotación agropecuaria se rebelan contra el opresor granjero Sr. Jones y lo expulsan de la misma. Instauran un régimen “comunitario” antihumano (anticapitalista en el caso de Podemos). Los inicios son de gran hermandad entre los “habitantes no humanos” de la granja.

Pero al poco aparecen los líderes. Napoleón y Bola de Nieve, pertenecientes a la “casta” porcina se declaran dirigentes, debido a una supuesta mayor inteligencia de su raza. Al principio actúan de unísono. Orwell recuerda en ellos a Lenin y Trosky, otros a Fidel Castro y Che Guevara y algún desaprensivo podría identificar a Iglesias y Errejón en esos personajes. El primero, Napoleón, Lenin, Castro o Iglesias, en sus diversas imaginaciones, es partidario del “centralismo democrático”. Es decir, de que se reúnan todos los poderes en una cúpula selecta, intérprete de lo que más conviene a la comunidad. El segundo, Bola de Nieve, Trosky, Che Guevara o Errejón, según se imagine, es partidario de una revolución abierta, ahora se llama trasversal, dinámica y casi asamblearia.

Cómo describe Orwell figuradamente y ocurrió en la Rusia soviética en la realidad, el primero desembarca al segundo del poder. Bola de Nieve acaba huyendo de la granja, perseguido por los fieros perros guardianes de Napoleón, que ha criado desde pequeños. Trosky se fue hasta Méjico donde fue asesinado por un español. El Che siguió haciendo revoluciones pero acabó abandonado en una selva sudamericana.

El final de la fábula orweliana es que los principios de la comunidad quedan reducidos a uno: “todos los animales somos iguales, pero unos somos más iguales que otros”. La “casta dirigente” de la “Granja liberada” acaba confraternizando con los granjeros humanos con los que hace pingues beneficios en sus negocios.

Errejón no parece darse cuenta, pero está en la granja. Su final puede que no sea huir, porque a Iglesias no le hace falta que se vaya; le conviene más que se quede como señuelo de soñadores. Pero siempre bajo el “centralismo democrático”. Es decir dentro de los designios del Líder carismático. Las revoluciones necesitan de un Bola de Nieve, de un Trosky, de un Che Guevara, pero al cabo de un rato casi molestan ¿0 no?

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