OPINION

Crean "micro arañas" autopropulsadas que viajan por la sangre para reparar vasos sanguíneos

Una nueva forma de micro máquina arácnida podría nadar pronto a través de los vasos sanguíneos de una persona, para curar zonas dañadas y administrar medicamentos en puntos sensibles a medida que avanza.

Puede sonar a “Viaje Alucinante (o a entradilla de “Cuarto Milenio"), pero el nanoingeniero químico Ayusman Sen y su equipo de la Universidad de Pensilvania han creado estos “microspiders automotores”, cómo los llaman, utilizando esferas de menos de un micrómetro de ancho (una milésima de milímetro).

Cada esfera se compone de dos partes, un hemisferio de oro y el otro de dióxido de silicio, con lo que se ven en un principio como un adorno o bola de navidad.

Para convertir estos a priori adornos estáticos en bolas automotoras, los investigadores han unido a las esferas, por la parte de la silice, un catalizador de Grubbs, una molécula que se construye a partir de largas cadenas de moléculas más pequeñas.

Cuando se dejan caer estas esferas en un solvente que contiene norborbeno (un hidrocarburo que se utiliza para hacer productos farmacéuticos, plaguicidas, fragancias especiales y en la síntesis orgánica en general) se produce una reacción que crea un gradiente osmótico que, como en los fluidos, hace que las partículas se muevan a una región con menos partículas, provocando que la esfera entera se mueva y "ruede" como por arte de birli-birloque.

El grupo de Ayusman Sen fue capaz de controlar la dirección del movimiento de las esferas colocando trozos de gel empapados en norborneno en una esquina del tanque de solvente, descubriendo que las esferas seguían el rastro del norborneno (debido al gradiente de nutrientes) como un organismo unicelular, por lo que es posible dirigir estos micromotores hacia su objetivo.

¿Y dónde están las arañas? Bueno, Ayusman Sen insiste en que más que arañas podrían ser erizos, pues no dejan de ser bolas que ruedan (como las que perseguían a Indianan Jones) pero con pequeñas patitas moleculares que son los catalizadores de Grubbs, de ahí su sobrenombre arácnido.

Por ahora esperan desarrollar versiones de estas pequeñas “arañas acuáticas” para que naden en productos químicos disponibles en el cuerpo, como la glucosa. Así, en el futuro, microspiders más sofisticados, unidas al cuerpo de nanobots que detectan sustancias químicas secretadas por el tejido dañado, podría nadar a través del torrente sanguíneo para curar tejidos desgarrados en las paredes del vaso.

Y cambiando su tripulación por otros nanobosts zapadores y enzimas de la sección de inteligencia, podrán nadar a través del sistema circulatorio explorando tumores, limpiando la placa y la grasa (ay el colesterol) de las paredes de los vasos; y también ayudar a vencer las infecciones junto al sistema inmunológico, como si fueran pequeños carros de combate de acción rápida.

Pues sí, suena más a "Cuarto Milenio" que a "Viaje Alucinante". Pero, según el Dr. Sen, estamos ante un "nuevo modelo de micromáquinas basados en la química, el primer ejemplo de un micromotor alimentado por una reacción de polimerización”.

Esperemos que no sea el último, pues lograríamos de un plumazo que las máquinas que se muevan por nuestros adentros lo hagan a lomos de motores químicos ecológicos y no utilizando complicada mecánica a escala nanométrica.

Fuente: PhysOrg

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