OPINION

Lucha de patentes por la máquina expendedora de bailarinas

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¿Quién no ha observado la imagen de una señorita volviendo a casa, a altas horas de la madrugada, con sus tacones en la mano por ser incapaz de resistir el dolor de una jornada de baile subida sobre sus stilettos? Matt Horran, un inventor británico de 28 años, soñaba desde hace años con la idea de una máquina de venta de calzado cómodo a bajo coste que alumbrara las noches de su ciudad; y que le librara de llevar a su novia a casa a caballito cada vez que salían de marcha.

Hizo realidad su sueño hace un par de años, cuando comercializó en Europa su concepto de “Rollasoles”, una máquina con forma de expendedora de tabaco que dispensa manoletinas enrollables a 6 € la unidad, un diseño de calzado único y patentado en cuatro colores (negro, oro, plata y rosa metalizado) que encaja perfectamente en cualquier pie y viene con una bolsa reutilizable para llevarlas en el bolso, un nuevo must en los complementos de cualquier mujer con los gemelos doloridos.

Ahora, un consorcio alemán está reclamando la idea como propia después del lanzamiento de una serie de máquinas idénticas en todo el país, coincidiendo con la temporada de fiesta de Navidad. "Los zapatos son resistentes y duran más de una sola noche, además de encajar perfectamente en el bolso", afirma la teutona Isabel Fendt, de 21 años, que dice haber ideado su concepto de "Ballerina-to-Go" con los amigos.

Pero lo cierto es que la idea es de Matt Horran, que invirtió una gran cantidad de dinero para el desarrollo del concepto en el verano de 2008. Poco después, Horran llegó a un acuerdo con una gran empresa de discotecas del Reino Unido para vender las Rollasoles en seis de sus locales de Bristol. En 8 meses, la distribución de estas máquinas expendedoras creció más del 600% en el Reino Unido, instalándose en docenas de clubes nocturnos y lugares de ocio.

En la actualidad, Matt Horran ha comenzado la expansión de sus máquinas expendedoras en EE.UU, donde ya se pueden ver desde finales de la primavera de 2010 en varios locales de hostelería.

Por el contrario, Isabel Fendt, la alemana que se atribuye el concepto, sigue en su tercer semestre de Administración de Medios, en la Escuela de Comunicación de Munich. Para apoyar el potencial de "su idea" realizó una encuesta entre miles de féminas bailonas alemanas que confirma que el 81 por ciento de las mujeres a menudo tienen dolor en los pies cuando vuelven a casa; y un tercio de ellas afirma que la caminata de vuelta a la cama se la hacen con los tacones en la mano.

Ayudada por su familia y por un par de profesores de su escuela universitaria que le buscaron financiación, Isabel Fendt testó las nuevas máquinas en el pasado Oktoberfest, con gran éxito de crítica y público. Y eso que vendía las bailarinas a 7 €, un poco más caras incluso que las enrollables inglesas.

Ahora Matt Horran ve con recelo el éxito de la joven alemana, que afirma que la idea es sólo suya, por lo que ya ha calzado a su buffette de abogados con manoletinas de punta de hierro para que den fuerte en el trasero de la joven emprendedora.

"Matt tuvo un momento eureka después de llevar a su novia a la espalda durante noches; y llegó a una solución de moda, cómoda y asequible para el dolor de los tacones altos. No puede venir ahora otro y quitarle la invención", afirma un portavoz de la compañía Rollasole.

Vía Optimist World

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