Los físicos no sólo deben actuar como una voz autorizada y de confianza en los debates sobre el cambio climático. También deberían lo que comúnmente se conoce como “aplicarse el cuento”, a tenor de una investigación realizada en la edición de octubre de la revista Physics World.
Phil Marshall, a la sazón también físico, de la Universidad de Oxford, desdibuja la imagen del investigador encerrado en su laboratorio de partículas y les pone a muchos con una maleta llena de jabones de hotel, vagando de aeropuerto en aeropuerto.
Por eso les pide contención en sus movimientos a todos los niveles.
Basándose en su propia investigación afirma que algunas especialidades, como los astrofísicos, viajan un promedio de 37.000 Km por el aire al año, con vuelos frecuentes a los observatorios, conferencias y reuniones; y que su uso de energía es de 130 kWh más por día que el ciudadano medio norteamericano, los que más sombra dejan.
Phil Marshall, una eminencia en observación cosmológica, ha querido ver el bosque desde una perspectiva más cenital y afirma que los físicos deben implicarse en un cambio de comportamiento a nivel individual, por ejemplo que literalmente “se salten más de una reunión científica en el extranjero” y que participen en ellas a través video-conferencia desde sus lugares de trabajo.
Y a toda la comunidad física en general le pide que utilice una cuidadosa planificación de futuros experimentos para tratar de hacerlos lo más "neutros en carbono "como sea posible.
En este llamamiento fija la mirada en las instalaciones de "gran ciencia", que van desde los enormes aceleradores de partículas a los grandes telescopios terrestres, complejos que tienen una demanda energética alarmante, señala Marshall.
El Gran Colisionador de Hadrones del CERN, por ejemplo, tiene una factura de la luz tan grande como la de todos los hogares de la región alrededor de Ginebra juntos, unos 10 millones de € al mes (estimada, que no hay contador para tantos ceros).
Los comentarios del profesor Marshall hacía sus colegas vienen en un momento muy oportuno, ya que un buen número de investigadores en físicas tienen previsto reunirse a mediados de octubre, para identificar precisamente maneras de hacer física a gran escala con un suministro de energía fiable, asequible y sostenible para nuestro propio medioambiente.
Y lo harán en la siempre bonita localidad de Lund, Suecia, cerca de Malmö, un buen lugar desde luego para hablar de física y darse un garbeo en otoño. ¡Pero a qué precios!
Vía Physnews
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