En mi molesta opinión 

Cómo salvar el fútbol, la Justicia y a los 'malos' políticos

Balón de fútbol, balones de fútbol
Cómo salvar el fútbol, la Justicia y a los ‘malos' políticos. 
Pixabay

Tres cosas hay en la vida: fútbol, Justicia y política, y quien no reniegue o no se indigne con alguna de estas tres cosas que le dé gracias a Dios. Lo de escribir ‘política’ en minúscula no es ningún menosprecio, pero desde el punto de vista social, la política -lo sabe todo el mundo- no goza de gran prestigio. Según el CIS, que en esto no miente, los políticos siguen siendo el tercer mayor problema de los españoles, estemos o no en campaña electoral.

Al día siguiente de iniciarse la susodicha campaña del 4-M se inició también la ‘madre de todas las guerras’ -quizá no sea para tanto-, dejémoslo en la ‘prima hermana de todas las batallas’: la que se disputa el control financiero del fútbol europeo. El fútbol es el único deporte que se sigue con pasión en todo el planeta. Te vas a un rincón de Africa o de Asia y te encuentras a jóvenes luciendo con orgullo camisetas del Barça o el Madrid. Como dijo un entrenador del Liverpool, que en lugar de pulmones tenía balones, Bill Shankly: “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte. Es mucho más que eso”.

Así fue al menos hasta que el fútbol dejó de ser un deporte épico y romántico para convertirse en un espectáculo deportivo con enormes intereses económicos. Ahora, los clubes más selectos y más ricos de Europa han decidido dejar de perder dinero -y no sólo por culpa de la pandemia- y montar su propia Liga europea con el objetivo de recaudar cada temporada entre 4.000 y 7.000 millones de euros. Dinero que se repartirían entre los 12 equipos fundadores y que también compartirían de manera solidaria, al menos eso dicen ellos, con los demás equipos de las principales competiciones del continente que no participan en esta Superliga.

Florentino Pérez, factótum de este proyecto, tiene razón cuando dice que el fútbol se “muere” si no se reinventa. Cada vez menos jóvenes, de 15 a 25 años, siguen los partidos en directo. Este deporte que tiene más de un siglo de vida debe modernizarse y no sólo con el arbitraje del VAR, sino con algunas nuevas reglas que lo dinamicen y lo hagan más competitivo, que será la mejor forma de que también sea más rentable.

Sin ánimo de echar balones fuera, hay que recordar que en España, además de la gran batalla por salvar el fútbol, tenemos otras dos grandes batallas urgentes: la de salvar la Justicia, y la de resucitar la dignidad de la política, a través de una mayor profesionalidad y nobleza de los políticos, que les permita llegar a acuerdos más transversales, por el bien común de la sociedad.

Con este jaleo del fútbol, la campaña de Madrid ha pasado a un segundo plano durante unas horas. Pero no se asusten, hoy tenemos debate electoral en Telemadrid y la tensión vuelve a correr por todas las redacciones. De entrada, dejar claro que para salvar a los políticos lo primero que debe suceder es que ellos mismos sean conscientes de su penosa imagen y situación. Lo segundo, que aprovechen la oportunidad de un debate televisado para demostrar su nivel humano y su altura intelectual a la hora de plantear proyectos y soluciones de futuro, en este caso para Madrid.

Preferiría equivocarme, pero me temo que esta noche en el debate habrá más navajeo y palabras gruesas que dignidad institucional y política, que es lo mismo que decir inteligencia y buenas propuestas. Este es el único debate -de los tres previstos- en el que participará Isabel Díaz-Ayuso. Ella es el objetivo a batir por todos los demás partidos, aunque Ciudadanos y Vox no creo que la castiguen con saña, sí lo hará algún sector de la izquierda. Es la oportunidad perfecta que tienen para demostrar los puntos débiles de la candidata del Partido Popular.

Por su parte, el objetivo de Díaz-Ayuso es salir lo menos “vapuleada” posible de este debate con seis candidatos. Ella y sus asesores saben que estas batallas a tantas bandas nunca se ganan, pero sí se pueden perder votos si cometes graves errores. Pero, ¿en que se fijan los espectadores, sobre todo los indecisos, que ven estos debates? Sobre todo, en el saber estar de los candidatos, en la imagen que transmiten y en su manera de desenvolverse. No pueden parecer pusilánimes pero tampoco agresivos. El o la candidata favorita deberá mostrar seguridad pero a su vez con un toque de humildad que no lo haga repelente ni soberbia. Defender “su” verdad con datos, respetando al rival y sin perder los papeles, en todos los sentidos. Para que no falte de nada, a la misma hora del debate, las 22:00, habrá en alguna cadena de TV el partido de fútbol entre el Real Madrid y el Cádiz. El Madrid se juega ganar la Liga, Ayuso las elecciones.

Ignoro, aunque todo es posible, si en otro canal entrevistarán a esta misma hora al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, y así ya tendríamos el pack completo. Motivos para que se explique hay muchos. Entre otros, aclarar los múltiples líos que sufre hoy la Justicia española, empezando por la no renovación del Consejo General del Poder Judicial después de tantos años. Sin olvidar, el toque de atención que le ha caído al Gobierno español, por parte de la Comisión Europea, exigiéndole que retire su polémica propuesta de reforma del sistema de elección del mencionado CGPJ. Una reforma que según Bruselas va en contra de las recomendaciones de la UE, que reclaman reducir la influencia del poder legislativo y ejecutivo sobre el poder judicial y acabar con la imagen de politización del órgano de gobierno de los jueces.

Una Justicia que en ocasiones cuesta entender. Por ejemplo, el caso Toni Cantó: se ha saldado con la prohibición de que el actor pueda ir en las listas del PP. El Constitucional, que deshizo el empate por el voto de calidad del presidente, cometió el error de restringir un derecho fundamental en beneficio de un mero trámite administrativo, como es estar o no censado en una determinada fecha. Si lo comparamos con el caso de Carles Puigdemont -fugado de España-, la misma Justicia española acordó que pudiera ser candidato por un territorio en el que actualmente no reside.

Los altos tribunales, Supremo y Constitucional, dijeron que en casos como el de Puigdemont lo habitual es que prevalezca la postura que más proteja al derecho fundamental del sufragio pasivo, que reconoce a los ciudadanos el "derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal”. Parece que los jueces también se dejan llevar por sus “complejos” cuando tienen que dictar acerca de políticos independentistas. De acuerdo que Cantó no es un grandioso actor, pero restringirle sus derechos fundamentales por el mero hecho de seguir la doctrina del Cholo Simeone: “Ir de partido en partido”, tampoco parece lo más justo. 

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