En mi molesta opinión 

El 'jardinero' de Moncloa y las propinas electorales

Pedro Sánchez en Davos
El 'jardinero' de Moncloa y las propinas electorales. 
Agencia EFE

Hace unas cuantas semanas, alrededor de las fiestas navideñas, Isabel Díaz Ayuso tuvo la osadía, la ocurrencia, la valentía o llámenlo como prefieran, de pedir a los madrileños y a todos los que se acerquen por la capital a disfrutar de este sano fresquito ambiental que sean generosos con los camareros, que se estiren un poco y suelten algo más de propina. A estas horas ignoro si la petición de la presidenta habrá tenido sus efectos a gran escala, pero sé a ciencia cierta que al menos hay uno que se ha tomado en serio la idea y le ha hecho caso a Díaz Ayuso, es su gran rival político, Pedro Sánchez.

El presidente decidió, hace unos diez días y ahora ya ha entrado en vigor, dar una buena “propina” de 17 euros al mes -0,55 céntimos al día-, lo que supone un total de apenas 200 euros al año, a todas las familias vulnerables que dispongan de rentas anuales inferiores a 27.000 euros. Esos 17 euros mensuales suenan a broma pesada aunque sea para una gratificación. ¡Menos da una piedra!, dirán algunos. Pues permítanme que lo dude porque este mismo Gobierno con tanta conciencia social, al menos de boquilla, se rascó el bolsillo, nuestra Hacienda, la misma que sufragamos todos, para dar gratuitamente un Bono Cultural Joven de 400 euros, el doble de dinero que a las familias necesitadas, y así poder celebrar el aniversario de esos españoles que cumplan su mayoría de edad, los 18 años.

Además de barra libre para todos, para altos y bajos, ricos o necesitados… hubo gran mosqueo con las intenciones subrepticias de un Ejecutivo que siempre actúa en función exclusiva de sus intereses. La duda estaba clara:¿Por qué el Gobierno no da la paga a los que cumplen 16 o 17 años? Quizá sea, y no piensen que soy malpensado, porque sólo los mayores de 18 pueden acudir a las urnas, y esa es una manera descarada de ‘comprar’ su voto. Total, el dinero no es de nadie y la muchachada es muy agradecida a la hora de dejarse untar la mantequilla. Es la manera que tiene el jardinero de Moncloa de regar bien sus “flores”; en cambio, las otras flores, las de la clase media se las exprime un poco más y que les den dos cactus y una nueva subida de impuestos.

Pero vayamos al meollo de la cuestión que incluye otras propinas y cuestiones electorales. Nadie duda de que a Pedro Sánchez le preocupan los pobres, pero le preocupan tanto como los jóvenes de 18 años, básicamente para que continúen siendo pobres y, sobre todo, continúen “necesitando” esas ayudas; y por si tenían alguna duda que ya no la tengan y decidan votarle a él, que es el único que sufraga su pobreza, en lugar de contribuir a conseguirles un buen empleo. Esa es la gran necesidad laboral que tiene este país y que tan escasamente promueve este Ejecutivo que se contenta con trampear con los fijos discontinuos y maquillar los datos del paro. El problema del Gobierno es la falta de prudencia a la hora de reinventar y tergiversar los datos evidentes. Se han empeñado que la realidad la determinan ellos y no permiten que nadie les cuestione sus resultados de laboratorio. Desde que cambiaron a la presidenta del INE los indicadores han empezado a “funcionar” de cara a la galería según el gusto de Pedro Sánchez. Está más que claro. ¡Viva el INE y sus datos que siempre nos salen a pedir de boca!

El sentido común advierte que ayudar a los que están en las colas del hambre, a los que realmente son pobres, no se consigue con ‘propinas’ o aperitivos, con remiendos de tercer grado. A los pobres se les socorre ofreciéndoles un empleo para que dejen de serlo cuanto antes. Cuando te dan una “ayuda” económica que te permite malvivir, a uno le cuesta entrar en la dinámica del trabajo real y de la prosperidad necesaria. Aunque te den un salario y te paguen un poco más, te habitúas tanto a que los demás te faciliten todo -incluido sueldo y voto- sin necesidad de hacer un mínimo esfuerzo, y perdiendo toda capacidad de mejora y de prosperidad. No me refiero sólo a este Gobierno sino a todos los que, de un modo u otro, condenan a los ciudadanos a seguir siendo pobres por culpa de la indolencia y dejadez de los políticos que no son capaces de tomar unas actitudes más decididas y prósperas para el bien social de la mayoría.

A los pobres no se les ayuda con propinas en año electoral, sino dándoles buena formación y mostrándoles que existe un mundo laboral interesante que te puede convertir en un ser “superior” y más digno cuando alcanzas esas ganas de luchar por tu trabajo y tu desarrollo personal. Ellos, los políticos, dicen que todo lo hacen por ti, que tienen conciencia social y que se sacrifican por tus necesidades, que patatín y patatán, pero no logran -porque no quieren- que las empresas oferten más empleos, bastaría con reducir una parte de las cotizaciones a las Pymes. Pero no, es más fácil subir impuestos y dar “propinas” que provocan dependencia electoral, y destrozo emocional.

Ahora que está tan de moda el hecho psicológico de la motivación, habría que exigir que los desempleados también disfruten de esta posibilidad y acudan a cursos de preparación mental para que recuperen su autoestima, además de su empleo, en lugar de aparcarles en sus casas aburridos y con una miserable “paguita” que les dé para ir tirando por la vida. La famosa frase del proverbio chino es hoy más necesaria que nunca: “Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida”… y si además de formarle bien le preparas mentalmente para que desconfíe de los políticos, le conviertes en un ciudadano hecho y derecho capaz de no dejarse influir por las “propinas” de sus gobernantes. Como decía Josep Plá en uno de sus libros, “cuando un amigo te pida dinero, no se lo des; cómprale un buen traje y una buena corbata, y que se ponga a trabajar. Te ahorrarás dinero, y a él lo harás feliz”.

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