OPINION

Las seis cosas que hay que saber para no naufragar en este mes de diciembre

N

unca antes unos sufragios autonómicos habían despertado tanto interés y preocupación en España. Esta vez la expectación es tal que los propios ciudadanos catalanes están dispuestos a batir su récord de participación, que en 2015 superó el 77%. Aunque para ser precisos, su marca absoluta se registró en las elecciones generales de 1982, cuando el 81% de los catalanes depositó su voto. Según las últimas encuestas, se espera que en estos comicios de 2017 también se supere la barrera del 80%.

Dicho esto, hay seis cuestiones principales que deben tener en cuenta para no marearse en la campaña electoral que comienza el próximo día cinco, y en las elecciones autonómicas del 21, que algunos también llaman plebiscitarias, dado el binomio separatistas-constitucionalistas que las condiciona.

Primera. Una mayor participación perjudica a los independentistas porque éstos, según estudios recientes, ya han tocado techo. Y si acuden más catalanes a votar, esos que forman la mayoría silenciosa o silenciada que ahora tiene ganas de hablar, no lo harán por los partidos secesionistas.

Segunda. Un 20% de electores han admitido que cambiaran su papeleta, que no volverán a votar por el mismo partido que lo hicieron antes. Es un trasvase importante pero no está garantizado que se cambie de bando, sino de partido. Sin embargo, dado el fracaso y el bochorno organizado por el independentismo, no serán pocos los catalanes que antes soñaban con la estelada los que ahora dejen de votar o lo hagan por candidaturas más realistas, como PSC o Ciudadanos.

Tercera. Otra cuestión que influirá en la campaña y en las elecciones es el paradero de Carles Puigdemont y los otros ex miembros del Govern. Este fin de semana salen de la cárcel, tras pasar por el Tribunal Supremo y acatar el 155, Oriol Junqueras y los ex consellers, junto a los “Jordis”, Cuixart y Sánchez. Una vez estos políticos estén en libertad condicional, sólo quedará Puigdemont en situación anómala e ilegal en Bruselas. De ahí que se esté planteando entregarse a la Justicia para montar un nuevo show político-carcelario. También cabe la posibilidad de que continúe en la capital belga haciendo campaña y soltando sus desvaríos a la prensa extranjera. No son pocos los que se cuestionan, incluso en su propio partido PDeCAT, si su extrañamiento en el país de las coles y su condición de prófugo no le estarán afectando psicológicamente más de la cuenta.

Cuarta. Lo que sí es de dominio público son las malas relaciones entre Puigdemont y Junqueras. Acabaron como el gato y el perro, y su cariño no ha mejorado en la distancia. Esto lo perciben y lo notan sus respectivos partidos, ERC y JxCat, que son como vasos comunicantes, cuando uno sube en intención de voto el otro baja. Durante la campaña veremos si hay reconciliación, pero yo apuesto por la continuidad de las puñaladas traperas (nada que ver con el mayor Trapero), aunque ello desconcierte aún más al electorado separatista.

Quinta. Respecto al otro matrimonio de conveniencia, PSC-C’s, tampoco están claras sus pasiones y sus intenciones. Dados los furibundos ataques de estos últimos días hacia Albert Rivera, por parte de casi todos los partidos pero especialmente el PSOE, se puede pensar que las encuestas le están dando a Ciudadanos muy buenos resultados. Sin embargo, Miquel Iceta no acaba de confirmar de manera clara su apoyo a Inés Arrimadas. Aunque sí ha dejado claro Iceta que nunca respaldará un Gobierno independentista.

Sexta. Si no hay un milagro de Navidad, es decir, una victoria contundente por parte de alguno de los partidos clave, nos veremos abocados a unos pactos post-electorales de lo más inquietantes. Es cierto que la sociedad catalana está muy polarizada, pero también es indiscutible que esa misma sociedad precisa con urgencia de un periodo de estabilidad política para reafirmar y recuperar su economía, sus instituciones políticas y su sociedad. Y esa estabilidad sólo la pueden garantizar los partidos constitucionalistas.

Por último. Queda mucha tela que cortar antes de conocer los resultados del día 21. Sin embargo, y a pesar de las dudas y los miedos que algunos pueden albergar, hay que seguir avanzando por este incierto mes de diciembre con gran optimismo, como si estuviéramos seguros de que al día siguiente, el 22, nos tocará “el gordo” de Navidad, el 23 ganará nuestro equipo en el Madrid-Barça de la Liga, y el 24 realmente será Nochebuena para todos. La esperanza y los sueños son lo último que uno abandona.

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