3 de mayo: la bomba de Rajoy

  • Quedan cinco meses que pueden pasar volando. La posibilidad de disolver a su conveniencia para desánimo de los demás.

    No sé si es una máxima gallega, pero podría serlo. Queda legislatura para rato.

Moreno subraya que fue Mariano Rajoy quien "salvó del colapso" la Dependencia
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EUROPA PRESS
J. R. Pin Arboledas
J. R. Pin Arboledas

¿Qué tiene el 3 de mayo de 2017 qué interesa tanto a Rajoy? Muy sencillo, a partir de él, como hace ya un año de la última disolución de las Cortes, el Presidente de Gobierno puede disolverlas y convocar elecciones. Faltan un poco más de cinco meses. Pero pueden pasar volando.

Si las Cámaras no permiten que se apruebe el Presupuesto del Estado para 2017, en puridad democrática Rajoy podría disolver el Parlamento y convocar esas elecciones ¿Cómo le sentaría esto a los grupos de la oposición? En principio mal.

El PSOE es probable que aún no haya realizado su Congreso. Es decir, seguiría gobernado por una gestora y no tendría un candidato claro. Los socialistas necesitan, al menos, un añito para poner su maquinaria en funcionamiento a nivel nacional. Una disolución para convocar antes del verano les pillaría con “el pie cambiado”.

Los emergentes, Unidos–Podemos y Ciudadanos, ya saben lo que supone unas nuevas elecciones. Para Iglesias ya no hay una Izquierda Unida que absorber y su programa ya empieza a estar añejo. Salvo en Cataluña (tierra de anarquistas) su “glamur” se está yendo. Probablemente si no cambian las circunstancias una vez “desvirgada” su oferta debe caer a los niveles de la IU de Anguita o un poco más. Es lo que ha ocurrido en el País Vasco y lo que ocurriría si hubiera unas elecciones tempranas.

En Ciudadanos, Albert Rivera, lo mismo. Los electores ya han visto que solo puede ser “comparsa” del PSOE o el PP. Como los grupos de centro de toda Europa (liberales alemanes o ingleses) serán testimoniales. Un papel importante en ciertos momentos, pero lejos del liderato gubernamental. Con la ley electoral vigente su riesgo, salvo en Cataluña, es seguir los pasos de UCD, el CDS o UPyD, cuando no el de la operación Reformista que lidero Roca a distancia.

Frente a este panorama el PP tendrá su Congreso en Febrero a “bombo y platillo”. Un solo candidato y la oposición interna aparcada en FAES y pequeñas plataformas inoperantes. Por eso es predictible el aumento de poder del Marianismo con la renovación por el equipo de los jóvenes vicesecretarios Martinez Maillo, Maroto, Levy, y Bermudez de Castro en el Congreso. Una imagen nueva que allanará los cambios de las estructuras territoriales antes del 3 de mayo. Fecha en la que el PP estará en posición de batalla. Todos ellos alejados de las sospechas de corrupción que tanto mal han hecho a la imagen del PP.

Esta es la estrategia de Rajoy. Tener las filas populares en perfecto estado de revista y en la recámara su bomba de destrucción masiva contra la oposición: la posibilidad de disolver a su conveniencia para desánimo de los demás.

Si a ello se une la continuación del crecimiento económico, que puede seguir al ritmo del 3%, la bajada del desempleo y la euforia que el “boom” del turismo produce entre primavera y verano, la perspectiva de los populares, cuyo electorado ya ha aprendido el coste de la abstención, son inmejorables.

Eso es lo que sabe Rajoy, ese es su poder: poder disolver (valga la redundancia). Y como pasa con el PODER: “es importante es tenerlo, porque no hace falta ejercerlo si los demás piensan que lo puedes utilizar”. No sé si es una máxima gallega, pero podría serlo. Queda legislatura para rato. Al menos de momento, porque como decía Cánovas del Castillo, en política “nunca es hasta esta tarde”.

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