OPINION

La hora del coche eléctrico: España ante una auténtica revolución

Gráfico Miguel Sebastián 20 noviembre 2018
Gráfico Miguel Sebastián 20 noviembre 2018
N.B.

El pasado día 13 se dieron a conocer las líneas maestras del futuro proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Una de las facetas más comentadas ha sido el anuncio de que en 2040 no se permitirá la matriculación de vehículos que no sean de emisiones cero (eléctricos puros o de pila de hidrógeno) y que, a partir de 2050, no se permitirá la circulación de dichos vehículos en nuestro país.

Pese a que todos los países europeos están haciendo anuncios similares, en España ha supuesto una conmoción por la relevancia del sector del automóvil en nuestro país, el segundo sector en importancia tras el turismo. Hay muchas variables que definen esta relevancia, pero me voy a referir sólo a unas cuantas:

- España es el noveno productor de automóviles del mundo, con cerca de 3 millones de unidades al año, y el segundo de Europa, sólo por detrás de Alemania, y por delante de Francia, Reino Unido o Italia.

- Somos el primer país de Europa en producción de automóviles comerciales (furgonetas y camionetas).

- España exporta unos 2,5 millones de vehículos, más del 80% del total, lo que nos convierte en el primer país europeo en el acceso al mercado exterior.

- Tenemos dos de las principales empresas del mundo en la industria auxiliar, equipos y componentes y que, además, realizan una fuerte inversión en I+D.

- España es el país de Europa con más infraestructuras de transporte por carretera, medida por la longitud de las vías de alta capacidad (más de 15.000 Km frente a los 12.000 km de Alemania, que ocupa el segundo lugar) o en infraestructuras urbanas.

La importancia de este sector explica las reacciones que este anuncio ha desatado y que podemos dividir en dos grupos:

(i) Se trata de un objetivo de largo plazo, pero que crea alarma en el sector desde el mismo momento del anuncio.

(ii) Las fechas del anuncio son demasiado ambiciosas o irrealistas.

El anuncio a largo plazo

Muchos actores relevantes (fabricantes, concesionarios, talleres, sindicatos) afirman que anunciar una fecha de desaparición de los vehículos de combustión crea una enorme inquietud, tanto en la oferta como en la demanda. Hay muchos argumentos que ponen en cuestión esta inquietud.

La primera, es que se trata de un largo período de transición, en el que la economía se moverá de un “equilibrio malo” (poca producción y pocas ventas) a un “equilibrio bueno” (con mucha oferta y mucha demanda). Pretender que el mercado por sí solo va a realizar esa transición es muy ingenuo. En los últimos años, el crecimiento del mercado ha sido ridículo, excepto en los países en que ha habido una iniciativa pública muy decidida, como Noruega, en el que la mitad de los nuevos vehículos matriculados son eléctricos, pese a tratarse de un país petrolero.

En segundo lugar, es ridículo pensar que las medidas impuestas a la demanda en nuestro país, tanto para 2040 como 2050, van a ser determinantes en la oferta, la producción automovilística de nuestro país. No estamos en una economía cerrada, donde consumimos los vehículos que fabricamos. Como he mencionado anteriormente, el 81% de los automóviles que producimos los vendemos en el exterior. Por tanto, son las medidas que se impongan en otros países las que afectarán a la demanda de nuestros vehículos y, por tanto, esos 2,5 millones de vehículos dejarán de venderse en el exterior, independientemente de lo que decidamos nosotros. Así, Francia y Reino Unido han aprobado un calendario a largo plazo similar al español y Alemania, Dinamarca, Irlanda y Holanda, han adelantado en 10 años la fecha de desaparición de los modelos de combustión.

En tercer lugar, el anuncio de una fecha concreta supone un incentivo para llevar a cabo la transformación del sector, involucrando a todos los agentes implicados: los fabricantes, la formación de los trabajadores, las infraestructuras de recarga, los concesionarios. En España el camino para recorrer es muy amplio. Por el lado de la demanda, apenas 10.000 de los 1,2 millones de vehículos matriculados en 2017 fueron eléctricos, es decir un 0,8%. En el mapa se recoge la comparativa de nuestra demanda eléctrica con respecto a otros países europeos.

Gráfico Miguel Sebastián 20 noviembre 2018
    

Somos el país más atrasado de la Europa Occidental, con la excepción de Italia, en la implantación del VE, pese a haber sido un país pionero en el lanzamiento de la estrategia de movilidad eléctrica en 2010, aprobando diversas iniciativas durante la Presidencia Europea que ese año correspondió a España. Algunos países, como Portugal, el Reino Unido o el Benelux, nos llevan una ventaja significativa.

Por el lado de la oferta no estamos mejor. En España sólo se producen dos vehículos 100% eléctricos: el Renault Twizy, cuya producción se trasladará a Corea en 2019 y el Nissan e-NV200 en Barcelona, así como la furgoneta Mercedes Benz eVito, en Vitoria.

Afortunadamente, varias marcas se han comprometido a lanzar modelos eléctricos en los próximos 5 años, y el anuncio de esta Ley, lejos de constituir una amenaza, supone un incentivo para anclar ese compromiso, y atraer nuevos modelos eléctricos a nuestro país.

¿Es 2040 un horizonte razonable?

La reacción generalizada es que esa fecha es demasiada cercana y no podrá cumplirse sin provocar un cataclismo en el sector. Discrepo de esa visión tan catastrofista por varios motivos. En primer lugar, porque en 22 años da tiempo a cambiar dos veces el coche actual por uno de gasolina o diésel. Es decir, el cambio no va a ser, ni debe ser, inmediato. En segundo lugar, porque incluso para un país como España, que parte de unos niveles de electrificación muy bajos, incluso con un ritmo razonable de incremento se podrán alcanzar los objetivos de demanda sin problemas. En la Tabla presento un ejercicio de simulación en el que las matriculaciones de automóviles españolas crecen un 30% anual, y el total de matriculaciones un 2,5% anual.

Gráfico Miguel Sebastián 2  20 noviembre 2018
   

Es decir, pasaríamos de los 10.000 VE de 2017 a unos 13.000 en 2018 y a 17.000 en 2019. Con este ritmo igualaríamos la situación actual de Portugal (entorno al 2% de las matriculaciones) en 2021, la situación actual de Holanda (7%) en 2026 y la actual de Noruega en 2035. ¿Es un ritmo demasiado rápido? No lo parece y, pese a ello, en 2037 ya conseguiríamos que el 100% de las matriculaciones fueran eléctricas (véase tabla y gráfico). Una vez conseguido ese 100%, el propio proceso de renovación haría que, en los 13 años siguientes, hasta 2050, se sustituyeran todos los vehículos de combustión existentes hasta esa fecha.

En definitiva, nos hallamos ante una auténtica revolución, no sólo medioambiental (las emisiones de CO2 y las partículas contaminantes) sino energética (ahorro de petróleo y gas importados), industrial y tecnológica. Y los países que estén en primera línea de esta revolución serán exitosos. España debe presentar sus cartas de potencia industrial y exportadora en el sector del automóvil (competitividad de las plantas, logística, canales de distribución, formación, industria auxiliar) para atraer inversión en el sector de la movilidad eléctrica, no para ahuyentarla.

Gráfico Miguel Sebastián 3 20 noviembre 2018
     
Mostrar comentarios