En 2004 empezó a darse a conocer en Nepal una figura espiritual emergente: Ram Bahadur Bomjan, conocido como “el niño Buda”. Con sólo 15 años se fue al bosque a meditar, despertando la curiosidad de los vecinos, que empezaron a tratarle como si de una reencarnación de Buda se tratara. Ante tanta popularidad no buscada el adolescente desapareció varios años.
Ahora, ya con 22 años sigue intentando, con éxito variable, encontrar la paz adecuada para la meditación: la policía nepalí investiga las denuncias de un grupo de lugareños que fueron apaleados por Bahadur cuando estorbaron su búsqueda del nirvana. El “niño Buda” ha reconocido a la policía que abofeteó a los aldeanos “dos o tres veces” cuando éstos se subieron a la plataforma “y empezaron a imitarle”, según relata BBC. “Me molestaron mientras meditaba e intentaron maltratarme”, declaró Bahadur, “así que me vi obligado a golpearlos”.
La versión de los denunciantes -17, nada menos- es que estaban buscando frutas silvestres cuando el joven se sintió invadido y reaccionó violentamente, causando heridas más graves a algunos de los aldeanos. Cabe imaginar la fuerza sobrehumana que acumuló el meditador para enfrentarse a 17 personas y ser capaz de herir a varios de ellos.
En 2005 el joven Bahadur abandonó su hogar con intención de meditar durante seis años en el bosque, con objeto de lograr la iluminación. Sus seguidores sostienen que durante este período no ha ingerido ningún alimento ni agua, aunque él reconoce que come hierbas. En torno a él se montó un circo, con peregrinos, souvernirs, curiosos y medios de comunicación. El pasado mes de noviembre, Bahadur hizo campaña para impedir el sacrificio de un cuarto de millón de animales en el festival de Gadhimai, al sur de Nepal.
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