OPINION

El Ministro de Exteriores indio lee por error el discurso de su colega portugués en la ONU

indio portugues
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La prueba irrefutable de que: 1. Todos los discursos de los políticos son iguales, 2. Los escribe el monosabio y 3. Nadie los escucha la dio ayer el Ministro de Exteriores de India, Somanahalli Krishna durante la Asamblea General de Naciones Unidas, cuando leyó durante tres minutos el discurso de su colega portugués, Luis Amado, quien había intervenido inmediatamente antes. Krishna, que ya iba embalado, no llegó a mayores porque un subordinado suyo, el embajador de la India ante la ONU, Hardeep Singh Puri, le cambió el discurso correcto.

El discurso en cuestión, que no estaba llamado precisamente a pasar a la historia de la oratoria moderna, incluía la siguiente frase:

“Como anotación personal debo expresar mi profunda satisfacción por la feliz coincidencia de tener hoy aquí dos miembros de países de habla portuguesa, Brasil y Portugal”.

Esas, obviamente, eran las palabras de Amado, porque al ministro indio posiblemente le diera lo mismo semejante coincidencia, por más que Goa fuera colonia portuguesa hace cinco siglos.

La sesión de la Asamblea General de la ONU estaba dedicada a la seguridad y el desarrollo. El discurso de Amado/Khrisna incluía el guiño a Brasil, que actualmente ocupa la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

Lejos de avergonzarse, el ministro indio señaló ante la prensa que no se dio cuenta del error, porque todos los discursos protocolarios empiezan igual: “Las partes iniciales de todos los discursos formales contienen saludos y referencias de cortesía”, según reflejó el diario digital indio Sify.

El resto del discurso, que ya era suyo, sirvió para realzar el papel de India en los procesos de paz y pedir la reforma de la estructura internacional para mantener la seguridad global. Pero las palabras de Krishna quedaron emborronadas por su tropiezo inicial, aprovechada por el líder de la posición, el Rajoy de turno, en este caso del BJP para zancadillear al político: “El nivel de incompetencia ha alcanzado hoy su punto óptimo”, dijo.

Visto en Sify, gracias al buen hacer de Nada que hacer con Arbroath.

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