Los ‘tenedores caníbales’ de las islas Fiji

Imagen tomada por Robert Bachmann en 1917 y publicada por National Geographic. No se sabe  si es un auténticoiculanibokola o una réplica posterior.

Las islas Fiji, un archipiélago en mitad del Océano Pacífico, tienen una larga tradición culinaria…de humanos. Desde las primeras invasiones de los malayos y los polinesios hasta la década de los años 20 del siglo pasado se han registrado casos de canibalismo.

Pero un tabú de la cultura fijiana prohíbe que los jefes de las tribus y los brujos toquen la carne humana con sus manos, así que los isleños inventaron unos ‘tenedores caníbales’ para que los prebostes dieran buena cuenta de los banquetes humanos. Como sucedía en otras sociedades ancestrales, el canibalismo era un ritual religioso en el que el cuerpo de la víctima era devorado para transferir su energía al comensal victorioso.

Los tenedores caníbales, llamados ‘iculanibokola’ en la lengua local, están fabricados en madera o huesos humanos (de anteriores banquetes) y ricamente decorados. De hecho, se convirtieron en un símbolo de estatus: cuanto más elaborado estaba el tenedor mayor era la alcurnia de su dueño. Algunos artesanos se dedicaban exclusivamente a la fabricación de estos cubiertos para los reyes y sacerdotes. Por su parte, el resto de los habitantes no empezaron a usar cubiertos hasta la llegada de los europeos, de modo que se comían a sus enemigos con sus propias manos.

Según relata National Geographic, “el canibalismo finalizó en Fiji a finales del siglo XIX, pero la fascinación de los occidentales por la práctica continúa hasta nuestros días”. De resultas de esa fascinación, los descendientes de los caníbales siguen fabricando réplicas de aquellos tenedores, que venden como souvenirs.

Visto en Smpower80 y National Geographic.

Cuando el canibalismo ES gastronomía:

-Esta sí que es una ‘Body shop’ y no la de las cremas

-Empanada de carne de ahorcado, una delicia madrileña

-Los caníbales de ‘Viven’ hacen campaña por la donación de órganos

-¡Pueblos del mundo, extinguíos!