OPINION

Una posible salida profesional para los toros de lidia: espantar a los exhibicionistas ingleses

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Pero aquel de la fuente que nadie lo toque, que lo dejen tranquilo…

Los defensores de la denominada “fiesta nacional” suelen alegar como uno de los motivos para perpetuar la atávica y cruel costumbre la conservación de la raza de los toros bravos, abocados a la extinción en caso de que desaparezcan las corridas de toros, bien por su prohibición, bien por la defunción de los espectadores (que parece lo más probable).

Pues bien, puede que exista una inesperada salida profesional para los toros de lidia que hoy habitan en las dehesas extremeñas: espantar a los grupos que se reúnen a practicar sexo en grupo en la campiña inglesa. El fenómeno, conocido como dogging (de “dog”, perro), se ha extendido a diversos campos y carreteras del país: grupos de personas se reúnen para practicar sexo o bien observar a parejas practicarlo.

En la localidad de Puttenham (el nombre ya incita al despendole) un grupo de 300 vecinos ha decidido plantar cara a los exhibicionistas que se reúnen en un campo cercano a la carretera A31 para dar rienda suelta a sus más bajos insultos. Los vecinos han escrito al ayuntamiento, quejándose de que los niños de la escuela elemental pueden ver desde el patio a las parejas refocilando en el prado anejo.

Para disuadir a los doggers, el ayuntamiento plantea varias opciones, entre ellas soltar toros en el campo, una idea que resulta “ridícula” a los vecinos. Su portavoz, Jules Perkins, asegura al diario Telegraph que “ciertos comentarios que han salido del concejo, como el de poner toros en el campo, resultan estremecedores”. Otra vecina se expresa en términos parecidos: “¿Realmente creen que un atajo de pervertidos van a asustarse porque pongan un puñado de toros en el prado? Probablemente eso les excite más”, asegura Sarah Green.

Puede que los mansos toros de la Pérfida Albión exciten a ese “atajo de pervertidos” pero, ¿se atreverían a bajarse los pantalones delante de un morlaco burriciego de 650 kilos? Dudosamente. Y España dispone de munición para espantar a los degenerados: 100.000 toros de lidia provenientes de 1.100 ganaderías. Convenientemente repartidos, los toros podrían cubrir buena parte de la campiña inglesa. De este modo, acabamos con los degenerados, protegemos la mente de los párvulos y salvamos el toro de lidia de su extinción. Una jugada perfecta.

Visto en Telegraph.

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