Cuando el movimiento 15M recorrió las calles de España al grito de “¡Que no, que no, que no nos representan!” manifestaba el hartazgo de la ciudadanía por tener unos representantes que ignoraban a sus representados. No se criticaba la democracia, como muchos mantenían, más bien al contrario. Se denunciaba que, bajo una apariencia formal de democracia, el pueblo quedaba excluido de la toma de decisiones una vez cerrados los colegios electorales.
A diferencia de lo que ocurre en otros países, no pocos votantes desconocen siquiera el nombre del diputado que les representa, ignoran cómo exigir el cumplimiento de sus promesas, y apenas vuelven a verle la cara hasta cuatro años después, para la próxima elección.
En los primeros capítulos de la serie televisiva “House of Cards”, basada en la vida de un diputado demócrata sin escrúpulos que consigue llegar a ser presidente, describe una situación que resultaría insólita en España. El aún diputado Frank Underwood está enfrascado en la elaboración de una nueva ley educativa. Se trata de una promesa del Presidente que fue anunciada el mismo día de su toma de posesión, y cuyas negociaciones con los sectores implicados (oposición, profesores, sindicatos de enseñanza, etc) ha encargado al astuto Underwood. Se trata de un asunto de máxima prioridad.Una grave noticia en su distrito
Pero en medio de esas negociaciones, el diputado recibe una noticia grave del distrito donde ha sido elegido. Una chica se ha matado en el coche por mirar una torre de agua con forma de melocotón cuya colocación había sido objeto de controversia y que Underwood había avalado.
Lógicamente, tanto los padres de la muchacha como la oposición política local como la comunidad creen que la existencia de dicha instalación es una causa directa en la muerte de una joven de su comunidad.
Ante esa tesitura, Underwood abandona ‘ipso facto’ la importantísima ley que estaba elaborando y vuela a su tierra para dar la cara ante los suyos: ante los votantes, ante la oposición, ante los padres de la finada y hasta el mismo pastor protestante. En un acto de cinismo sin límites, interviene en los oficios dominicales para expresar ante la comunidad su dolor por lo sucedido. Mientras desde Washington le llueven las llamadas relacionadas con los innumerables obstáculos que afronta la ley educativa en trámite, el diputado se reúne con los padres de la chica muerta para ofrecerles su pésame, sus disculpas, su consuelo... y una compensación en forma de beca que llevará el nombre de la joven fallecida.Pedro Sánchez da señales de vida
¿Se imaginan algo así en España? ¿Se imaginan que un diputado del Parlamento español abandone sus ocupaciones políticas cotidianas para responder ante su electorado por cualquier problema más o menos grave que les atañe?
La respuesta cae por su propio peso. La misma actualidad responde por sí misma. Ayer Pedro Sánchez dio señales de vida para expresar su opinión... sobre la crisis que vive 'su' PSOE.Pronto llegará el momento en que la militancia recupere y reconstruya su PSOE. Un PSOE autónomo, alejado del PP, donde la base decida.Fuerza— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 23 de octubre de 2016
El exsecretario general socialistas y actual diputado puede pasar un mes entero fuera del mapa sin dar explicaciones a nadie. Aunque haya dejado su cargo en el PSOE, Sánchez aún tiene un trabajo, que yo sepa. Un trabajo bien pagado: diputado de España. Sin embargo, y a diferencia del común de los mortales, puede ausentarse de él durante un largo periodo de tiempo y volver sin pedir excusas ni dar explicaciones. Y, por supuesto, cobrando su salario íntegro.Tengo un compromiso con los electores y voy a seguir trabajando desde mi escaño de diputado para mejorar la vida de los ciudadanos.— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 3 de octubre de 2016
Cualquiera que haya visto la serie ‘House of cards’ comprueba que muchas costumbres de la política norteamericana merecen cualquier calificativo menos el de “ejemplar”. También allí, como en otros lugares, la política apesta y se aleja del ideal que todos tenemos en mente.
Pero en España parecemos sumidos en una resignación absoluta ante el incumplimiento de los principios más rudimentarios de la democracia. Allí los representantes parecen preocuparse (no digo que les preocupe, pero al menos lo parece) por la opinión de sus representados. Aquí, ni eso.
Aquí puedes presentarte con un programa y hacer lo contrario de lo prometido “por el interés de España”. Y lo más grave de todo es que muchos volverán votar por ti.
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