Gran expectación ante el juicio contra el 'monstruo de Amstetten'

  • Viena, 13 feb (EFE).- Casi todas las camas hoteleras alrededor de la sala donde se celebrará en marzo el juicio contra el llamado 'monstruo de Amstetten' están ya copadas por los medios de prensa cuando falta aún más de un mes para la cita con la Justicia.

Viena, 13 feb (EFE).- Casi todas las camas hoteleras alrededor de la sala donde se celebrará en marzo el juicio contra el llamado "monstruo de Amstetten" están ya copadas por los medios de prensa cuando falta aún más de un mes para la cita con la Justicia.

Este juicio ha levantado una gran expectativa mediática en la pequeña ciudad de Sankt Pölten, a unos 60 kilómetros al oeste de Viena, donde las mil camas que ofrece la industria hotelera local están ya reservadas por la avalancha periodística de todo el mundo que se ha acreditado para cubrir el juicio.

A partir del 16 de marzo será juzgado Josef Fritzl, actualmente en prisión preventiva y acusado de asesinato (por la muerte tras el parto de uno de los bebés nacidos en el sótano), violación, incesto y esclavitud.

Hasta ahora, la familia Fritzl había podido mantener el anonimato, pero la publicación el lunes por el diario británico The Sun de las fotos de Elisabeth Fritzl y su hija Lisa, dos de las víctimas del "carcelero de Amstetten", han causado un gran revuelo.

El diario sensacionalista austríaco "Österreich" se hizo hoy eco de la publicación el 9 de febrero de las imágenes en el rotativo británico, en las que aparecen paseando la hija y la hija-nieta de Josef Fritzl, que tuvo encerrada a Elisabeth durante 24 años en el sótano de su casa, donde la violó innumerables veces.

Producto de las violaciones a las que le sometió su padre, Elisabeth dio a luz en el sótano a siete hijos, seis de los cuales sobrevivieron y residen ahora en un lugar desconocido junto a su madre.

Desde su liberación el pasado mes de julio, Elisabeth y sus hijos se han mantenido alejados de los medios de comunicación. No ha habido comparecencias públicas y han insistido en su deseo de salvaguardar su privacidad.

La Policía mantuvo una estrecha vigilancia sobre la clínica en la que estuvieron alojados en un principio y que fue asediada incesantemente por los "paparazzi".

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