Unos adolescentes matan en México a un niño de 6 años jugando a narcos

    • La madre del pequeño denunció su desaparición y la policía localizó el cadáver enterrado bajo la maleza y un animal muerto.
    • Las autoridades describen el suceso como una muestra de la descomposición social que sufre la sociedad mexicana.
Christopher Raymundo Marquez tenía 6 años cuando fue asesinado por unos adolescentes de su barrio que jugaban a narcos.
Christopher Raymundo Marquez tenía 6 años cuando fue asesinado por unos adolescentes de su barrio que jugaban a narcos.

La policía del estado de Chihuahua, en el norte de México y fronterizo con EEUU, se ha enfrentado este fin de semana a un crimen espeluznante, que a su juicio refleja la descomposición social del país. Un niño de sólo 6 años fue asesinado por un grupo de adolescentes entre 11 y 15 años que jugaban a ser narcos.

El crimen fue perpetrado en un barrio marginal de la ciudad de Chihuahua. Estuvieron implicados dos chicos de 15 años, otro de 11 y otras dos más 13 cada una, todos vecinos del lugar y conocidos entre sí.

Según informó la policía a los medios, esta pandilla de amigos estuvieron jugando con niño, de nombre Christopher Raymundo Márquez, hasta que decidieron amarrarle y semi-asfixiarle con una vara.

Cuando el niño se desplomó comenzaron a arrojarle piedras. Después le clavaron una navaja en la espalda. Una vez muerto, arrastraron el cadáver del pequeño hacia "el cauce de un arroyo sinuoso ubicado en la colonia Laderas de San Guillermo". Allí cubrieron el cuerpo con tierra y maleza, y pusieron encima un animal muerto para que nadie se acercara a tocar el lugar.Desesperación de un madre

La madre de Christopher se extrañó de la tardanza de su hijo en la noche del pasado jueves. Según declaró a El Diario de Chihuahua, había estado en el pórtico de su casa viendo jugar al pequeño con un vecino. "Es un niño muy sociable, y le gusta tener muchos amigos", declaró pocas antes de conocer el trágico fin del suceso, convencida de que solo se trataba de una travesura. "Todo sucedió muy rápido: apenas 10 minutos en que me meti a apagar una olla de frijoles. Cuando salí ya no estaba".

Así lo explicó a la policía, que organizó un operativo de la búsqueda. Los vecinos del barrio se unieron al operativo de búsqueda e imprimieron carteles con el rostro del niño para facilitar su hallazgo.

Siguiendo los últimos pasos del niño, la policía interrogó por separado a los adolescentes que estuvieron con él. Tras incurrir en varias contradicciones terminaron confesando el crimen e informando del paradero del cadáver. Habían pasado 37 angustiosas horas desde que se denunció la desaparición.

Los dos adolescentes de 15 años enfrentan cargos penales por el asesinato, mientras que los menores de 13 han pasado a custodia de la procuraduría de menores del Estado. También se ha retirado la patria potestad a las familias de estos últimos, por "omisión de los cuidados" debidos.Descomposición social

Para la Fiscalía, el crimen refleja algo más grave que un problema policial. A su juicio se trata de un síntoma claro "de descomposición social y de ausencia de valores".

No es la primera vez que expertos en violencia y psicólogos de México alertan de los efectos que está produciendo la espiral de violencia en la mente de los niños. Sobre todo desde que el presidente Felipe Calderón declaró la guerra a las bandas de narcotraficantes.

Este conflicto comenzó precisamente el 11 de diciembre de 2006, cuando el gobierno realizó un operativo en el estado de Michoacán. Era la respuesta de las autoridades a un año atroz de asesinatos del narco, que habían alcanzado la cifra de 500.

Se calcula que desde que comenzó la guerra, se han producido más de cien mil asesinatos vinculados al crimen organizado.

Según Juan Pérez García, director de una organización que agrupa a 75 asociaciones que defienden los derechos de la infancia, este suceso pone de manifiesto que en México se está produciendo una "reproducción cultural de la violencia", especialmente en lugares con amplia presencia de los carteles de narcotraficante, como Chihuaha. "Este caso de Christopher no es nuevo: muchas veces se ha visto a niños que juegan a ser narcos o a los secuestros".

Sigue @martinalgarra

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