Melilla, una ciudad con 517 años de historia ligada a España

  • Melilla celebra hoy su día grande, una fecha que simboliza la españolidad de la ciudad, ya que recuerda la llegada de Pedro de Estopiñán, emisario del Duque de Medina Sidonia.

Noelia Ramos

Melilla, 17 sep.- Melilla celebra hoy su día grande, una fecha que simboliza la españolidad de la ciudad, ya que recuerda la llegada de Pedro de Estopiñán, emisario del Duque de Medina Sidonia.

Fue entonces, a partir de aquel 17 de septiembre de 1497, cuando la ciudad se incorpora a la Corona de Castilla, bajo el reinado de los Reyes Católicos, y cuando comienza a escribir su historia española.

Y es que fue española 18 años antes que el Reino de Navarra, 162 años antes de que el Rosellón fuera francés y 279 años antes de que se constituyeran los EEUU de América, tal y como refleja la web de la Ciudad Autónoma, que presume así de esa españolidad.

Melilla es, en parte, una gran desconocida, ya que habitualmente de ella sólo trascienden las entradas masivas de inmigrantes a través de la valla o las operaciones contra supuestos yihadistas en barrios cargados de "mala fama".

Sin embargo, pocos conocen la riqueza modernista que invaden sus calles, lo que la convierte en la segunda ciudad con mayor número de edificios de este estilo arquitectónico, únicamente superada por Barcelona.

Muchos de esos edificios fueron diseñados por Enrique Nieto, discípulo del famoso arquitecto catalán Antoni Gaudí.

A los edificios modernistas, se suma la ciudad antigua, una ciudadela constituida por cuatro recintos amurallados, cuyas piedras guardan siglos de historia y que es una de las joyas del mediterráneo y una de las bazas para que la ciudad cumpla su objetivo de ser Patrimonio de la Humanidad.

Pero si de algo presume Melilla no es solamente de sus edificios, sino de lo que se conoce como "patrimonio inmaterial", dos palabras que resumen la convivencia intercultural de cuatro religiones -cristina, musulmana, judía e hindú- que pacíficamente y con respeto ocupan apenas trece kilómetros cuadrados.

Es precisamente eso, su reducido territorio y su situación geográfica en el continente africano, dos de los hándicap con los que cuenta, pero también dos de las cosas que la convierten en singular.

Comparte con el resto de ciudades españolas la preocupación por la crisis económica, que ha golpeado con dureza a sus ciudadanos, muchos de ellos en situación de desempleo, uno de los principales problemas que azota a la ciudad.

A este problema, Melilla suma la extrema presión migratoria a la que se encuentra sometida desde hace meses, una situación que ya vivió en 2005, pero que se ha vuelto a repetir, incluso, en mayor medida.

Pese a los problemas, el deseo de los ciudadanos es mirar hacia adelante, hacia un futuro que todos anhelan cargado de mejores noticias, pero siempre bajo el manto que le brinda su pertenencia a España.

Melilla celebra hoy que es española, paradójicamente, en medio del debate sobre la consulta de Cataluña por su proceso soberanista.

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