La decapitación se produjo el pasado 10 de septiembre en Jillib, en el sur de Somalia, y habría generado inquietud entre los combatientes extranjeros que combaten en las filas de Al Shabaab, ya que con estos son ya siete los combatientes kenianos del grupo yihadista ejecutados recientemente por espionaje.
Según las fuentes de Inteligencia kenianas, la dirigencia de Al Shabaab ordenó la decapitación pública de Abdulá Talal Musa, Jared Mukayo Omambia y Hashim Othman Selali.
Al parecer el grupo se encuentra dividido entre quienes mantienen su lealtad a Al Qaeda, quienes prefieren acercarse al Estado Islámico y quienes defienden la independencia del grupo y que solo esté formado por combatientes somalíes.
"La existencia de estas facciones está causando fricción y enfrentamientos (...). Quienes apoyan uq ehaya somalíes denuncian que se ha perdido el rumbo y se mata a somalíes inocentes, se cometen violaciones y se abusa de drogas y alcohol", según la Inteligencia keniana.
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