EL DESHIELO DEL ÁRTICO AMENAZA A PARTE DE LA CADENA ALIMENTARIA MARINA

El bacalao polar cumple un papel clave en la red alimentaria del Ártico porque es una fuente importante de alimento para focas, ballenas y aves marinas, pero pronto podría ser una especie hambrienta porque sus miembros juveniles dependen en gran medida de las algas de hielo, con lo que la retirada de la superficie helada marina en esta zona del planeta tendría impactos de largo alcance en la red alimentaria.
Así se desprende del trabajo realizado por un equipo de ocho biólogos de Alemania, Francia y Países Bajos liderado por el Instituto Wegener (AWI, por sus siglas en alemán), del Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina. El trabajo está publicado en la revista ‘Progress in Oceanography’.
El hielo marino del Ártico ofrece un verdadero vivero para el bacalao polar (‘Boreogadus saida’), puesto que los individuos jóvenes de entre uno y dos años viven entre grietas y fisuras bajo el hielo, y se desplazan a través de ellas, con lo que hacen así su camnino desde su desove en las aguas del norte de Siberia hasta el Ártico central.
Durante su viaje, el bacalao polar joven se alimenta de crustáceos anfípodos, que, a su vez, comen algas de hielo, con lo que existe una relación indirecta entre aquél y éstas. "En términos generales, nuestros hallazgos indican que el bacalao polar depende en gran medida de algas de hielo", apunta Doreen Kohlbach, bióloga del AWI y primera autora del estudio.
Kohlbach añade que esto significa que “el retroceso rápido del hielo marino del Ártico plantea una amenaza especialmente seria para el bacalao polar”. “Cuando el hielo se retira, toma con él la base de su dieta. Dado el papel fundamental del bacalao polar, esto podría producir cambios también en toda la red alimentaria", apostilla.
En el estudio, los biólogos analizaron el contenido estomacal de ejemplares de bacalao polar que habían capturado directamente bajo el hielo marino durante una expedición de varias semanas al océano Ártico a bordo del buque de investigación Polarstern. Entre Groenlandia, la isla de Spitsbergen y Rusia, los investigadores arrastraron una red bajo el hielo especialmente diseñada junto a la nave.
ALGAS DE HIELO
El contenido del estómago de los peces mostró a los investigadores lo que habían comido recientemente y encontraron que el crustáceo anfípodo ‘Apherusa glacialis’ está en la parte superior del menú del bacalao polar joven. Este crustáceo, a su vez, se alimenta principalmente de diatomeas que crecen directamente sobre o bajo el hielo marino.
Después, los investigadores confirmaron la presencia de carbono de algas de hielo en los peces, para lo cual analizaron los patrones de ácidos grados y la composición de isótopos estables en los músculos y otros tejidos del bacalao polar. En la red alimenticia, ciertos ácidos grasos se pasan sin cambios desde las algas a los animales que se alimentan de ellos.
"Cuando encontramos los ácidos grasos de las algas de hielo en la carne o los tejidos de un pez, nos dice que el pescado o su presa debe haberse alimentado con las algas", dice Kohlbach, que señala que “el análisis muestra que las diatomeas constituyen la fuente más importante de carbono para el bacalao polar".
De hecho, los resultados indican que entre el 50 y el 90% del carbono del bacalao polar joven proviene de algas de hielo. "Aunque supusimos que había una conexión entre las algas de hielo y el bacalao polar desde el principio del estudio, estos valores altos nos sorprendieron", apostilla Kohlbach.
El año pasado, los investigadores confirmaron la importancia de las algas de hielo como fuente de alimento para especies de animales que se hallan en las aguas más profundas. Este último estudio demuestra que esa dependencia también se aplica al siguiente eslabón de la cadena alimentaria.

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