Análisis del iPhone 6S. Técnicamente impecable, comercialmente olvidable

    • Un año más, es uno de los mejores smartphones del mercado.
    • La lógica de los lanzamientos anuales obliga a Apple a lanzar un producto sin demasiadas mejoras que justifiquen su compra.
iPhone 6s y iPhone 6s Plus, sin fecha para España, pero con precio: desde los 749 euros
iPhone 6s y iPhone 6s Plus, sin fecha para España, pero con precio: desde los 749 euros

Este mismo fin de semana, en una charla con unos amigos, salió el tema de conversación del iPhone 6S. De tres personas, dos teníamos el nuevo teléfono de Apple y una tercera, con el modelo anterior, dudaba de si debía dar el salto o guardar sus ahorros para un futuro iPhone 7. La respuesta fue unánime:- "Espera al próximo teléfono de Apple".Vayamos al grano, el iPhone 6S es uno de los mejores teléfonos de gama alta del mercado. Eso no lo va a discutir nadie. También es un teléfono deudor de un modelo de negocio que obliga a cualquier fabricante de tecnología a lanzar un nuevo producto al año. Le sucede a la telefonía, le pasa a los videojuegos —FIFA y Call of Duty son los mejores ejemplos— y el fenómeno se repite en el cine. Que alguien se lo diga a Jennifer Lawrence, que debe de estar de Los Juegos del Hambre hasta el moño.Tres son los pilares sobre los que se cimenta el nuevo terminal de Apple: el 3D Touch, las nuevas cámaras y una mejora de los procesadores para dotar de mayor potencia a su teléfono. Vayamos por partes, y añadamos una ligera decepción.3D Touch. Un amigo lo comparó recientemente con una película de Zack Snyder: precioso por fuera, vacío por dentro. Sin llegar a ese extremo, es cierto que el 3D Touch promete mucho y luego se queda en agua de borrajas, como los videojuegos de Peter Molyneux.Cuando lo ves el primer día piensas que Apple ha revolucionado la telefonía móvil. Una vez más. Y lo ha hecho, a su manera, pero por mucho potencial que tenga la nueva función el problema es que se traduce en cambios meramente circunstanciales.La nueva pantalla del teléfono es capaz de distinguir entre diferentes presiones, desde la pulsación normal hasta dos tipos diferentes de fuerza. Con la normal hacemos los gestos habituales —zoom, desplazar a derecha e izquierda o arriba y abajo, mantener apretado para editar los iconos de la pantalla de inicio— mientras que la presión abre un nuevo abanico de opciones.De buenas a primeras, un buen número de apps de la manzana hacen uso de la tecnología que se asemeja a un botón derecho del ratón. El teléfono nos abre un menú en el que aparecen nuestros favoritos y la opción de añadir un nuevo contacto y la cámara permite escoger entre utilizar la óptica frontal, para hacer un selfie, o saltar de manera directa al vídeo.Es cómodo y te ahorra tiempo, sí. De hecho, tu mente asume tan rápido la existencia del 3D Touch que te puede jugar una mala pasada con un iPhone que no sea el 6S—y que, de paso, logre que todos tus amigos se pregunten qué narices haces presionando una pantalla como si te fuera la vida en ello—. Por el momento, la mejora es mínima. Uno de los puntos discutibles de la filosofía Apple es la cerrazón de sus sistemas y el 3D Touch es un buen ejemplo. Dar al usuario la libertad de configurar qué elementos quiere que aparezcan en cada pulsación de cada app sería de agradecer. ¿Un ejemplo? Que Tweetbot me permita tuitear, tuitear una foto o ver mi actividad es un duro golpe para mi ego, al que le encantaría poder acceder a las notificaciones con una sola pulsación pero que tiene que entrar a la app expresamente para hacerlo. Tres cuartos de lo mismo con Whatsapp, que ahora mismo sólo me permite buscar una conversación o comenzar una nueva. ¿Por qué no saltar directo a mis contactos favoritos?Cámaras. Más píxeles y mejor definición. Los modelos S siempre se han diferenciado por introducir mejoras en la cámara que luego se mantienen en el terminal que se lance doce meses más tarde. Apple siempre insiste, y con razón, en que la batalla no está en los píxeles sino en el sensor y en la representación de colores en la pantalla. Y es una discusión en la que llevan las de ganar.Dicho esto, los iPhone necesitaban un aumento de prestaciones en sus ópticas como el comer, especialmente la cámara delantera. El aparato por excelencia para los selfies ha recibido una actualización y ahora cuenta con 5 megapíxeles. Sin dar unos resultados para lanzar cohetes, se enmarca dentro de los mínimos que se le exigen a un smartphone de gama alta aunque la competencia le saca los colores y cualquiera que haya tenido un OnePlus entre manos sabrá de qué hablamos. Para paliar la ausencia de flash delantero, Apple se ha sacado de la manga una curiosa idea que no es otra que poner la pantalla en blanco para que ilumine nuestro rostro. Ingenioso, sí, pero a un teléfono que se vende a partir de 749 euros se le puede, y se le debe, exigir algo más.La mejora más notable llega en la cámara delantera. Y es una mejora en dos sentidos. En megapíxeles, ya que se va hasta los 12 por cada fotografía, y en la resolución a la que se graban los vídeos. Comencemos por el 4K, ese estándar de la alta definición que es el lobo del que siempre hablaba Pedro. Las compañías nos lo quieren colar a la mínima pero poca oferta existe en el mercado salvo algunos contenidos puntuales de Netflix y ciertos videojuegos AAA. Apple ha dado el salto a las 4K y permite grabar vídeo a 3840x2160 pero, ay, no hay forma de gozar de esa reproducción salvo que tengamos un monitor 4K o un televisor con el que hacer streaming. No, el nuevo Apple TV no soportará vídeo en 4K y, por mucha definición que pueda llegar a tener, es ligeramente ridículo grabar un vídeo con más píxeles de los que uno pueda imaginar en su cabeza si el resultado se tiene que apreciar en una pantalla de 4,7 o de 5,5 pulgadas.Donde Apple sí puede sacar pecho es en la fotografía de su cámara trasera. Esos 12 megapíxeles unidos a la tecnología que Cupertino integra en el móvil dan unos resultados más que notables, especialmente en exteriores y con una buena iluminación. En situaciones de poca luz, el iPhone se sigue quedando algo cojo, con imágenes con mucho grano y colores que se comen unos a otros. Y es una pena pensar que esta será, más que probablemente, la cámara que tendrá el iPhone 7. De Apple se espera que, de tanto en cuanto, de un puñetazo sobre la mesa y en este caso se ha limitado a ofrecer unas prestaciones similares a las de la competencia.Quizá el aspecto más destacado en el apartado fotográfico sea la inclusión de live pictures, una tecnología que Cupertino no ha terminado de explicar del todo bien. Hay quien me ha preguntado por ella como "esa técnica para hacer gifs animados" cuando poco tiene que ver el formato del meme por excelencia. Live pictures ofrece una ventana de pocos segundos de duración al momento en el que se ha tomado una instantánea. Un antes y un después, en movimiento y con sonido. Muy bonito, la verdad, pero que sólo se puede compartir con otros usuarios del iPhone 6S. Pero tranquilos, que ya hay apps -Live GIFes un buen ejemplo- que convierten en gifs animados tus live pictures lo que abre la puerta a convertir tus andanzas de sábado noche en un meme sin fin.Potencia con control. Si hablamos de hardware, Apple es una de las pocas marcas que poco se puede reprochar. El iPhone 6S monta un procesador A9 y cuenta con 2GB de RAM. ¿Traducción? Las apps son bastante veloces y no importa cuántas tengas abiertas. También es cierto que uno se acostumbra muy pronto a los placeres de la tecnología punta y lo que hoy nos parece fluido nos dará sensación de lentitud dentro de 12 meses, pero por el momento el rendimiento del teléfono es más que satisfactorio. Tanto en velocidad como en acabado gráfico. Hearthstone, uno de esos juegos que consumen recursos como si el mundo se fuera a acabar mañana —¿alguien me explica el por qué si es un simple juego de cartas?— se mueve con gran fluidez.Es más, la velocidad del iPhone ha llegado hasta el extremo de que el lector de huellas dactilares es tan rápido que he tenido que dejar de pulsar el botón home para ver la hora y hacerlo con el de bloqueo. ¿Por qué? Si hago lo primero, desbloqueo el teléfono por poco tiempo que haya mantenido mi pulgar sobre el sensor.Siri no termina de despegar. Es el eterno propósito de enmienda con el que todos nos engañamos el 1 de enero de cada año. A Siri le tienes cariño y cada doce meses decides darle una nueva oportunidad para convencerte de que no. El potencial está ahí pero son pocas las ocasiones en las que le sacas partido y muchas las veces en las que terminas agarrando el teléfono con tus propias manos para ejecutar la opción que le habías ordenado.Y es cierto que Apple ha mejorado la detección de voz y que ya no hace falta que el iPhone 6S esté conectado a la corriente para entender el "Oye, Siri" con el que activa su asistente. Pero también es notorio que los progresos se producen con una lentitud que desanima hasta al más convencido de que un asistente virtual es el futuro, no sólo de la telefonía, sino de cualquier producto tecnológico. ¿Nos llevaremos el mismo chasco dentro de 12 meses? No apostaría dinero a lo contrario.Lo cierto es que, en lo relativo a baterías, el iPhone 6S no hace un mal trabajo. Apple ha mantenido las prestaciones del modelo anterior con baterías de 1.810mAh y 2.915 mAh para el modelo 6S y 6S Plus respectivamente. Hemos probado el primero de ellos y un consumo moderado a lo largo del día deja el teléfono en una horquilla entre el 30 y el 40 por ciento de batería restante. La inclusión del power mode en iOS9, que ahorra consumo, es otro punto a favor aunque no te engañes, te hará falta cargar el terminal cada noche al irte a la cama si no quieres encontrarte con una desagradable sorpresa al mediodía del día siguiente.¿Me lo compro?Vistas las novedades, la conclusión a la hora de evaluar el iPhone 6S es muy similar a la de otros modelos S de la firma de Cupertino. ¿Merece la pena dar un salto desde un iPhone 6? Para nada, salvo que tengas un retrato de San Steve Jobs en tu habitación. Si tienes un iPhone 5, o 5S, puede tener sentido aunque el mundo de la tecnología ha llegado a tal extremo que casi merece la pena esperar doce meses para desembolsar entre 800 y 1.000 euros por un teléfono de gama alta porque será en el 7 donde Apple introduzca cambios notables.Ese es el gran lastre del iPhone 6S. Es un teléfono impecable en lo técnico, pero preso de una lógica de mercado que obliga a los fabricantes a lanzar productos año a año, se llamen Apple o se llamen BQ, para saturar el mercado y mantener un flujo constante de ventas. En esa lógica encajan productos como el que hoy nos ocupa, que esconden graves carencias —16GB en el modelo básico, para un teléfono que se vende a partir de 749 euros, es un serio problema— y cuyos avances técnicos, que los tiene y que le colocan entre los mejores terminales del mercado, no terminan de justificar la compra a ciegas que Apple pretende que hagamos.

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