Ciberactivistas o analfabetos de la Red: las dos caras del nuevo Egipto

  • A pesar del enérgico activismo de los medios de comunicación digital en Egipto, las viejas tradiciones tardan en morir. Los medios públicos tradicionales siguen contrarestando la revolución y las convocatorias 'online' fracasan a la hora de ganar apoyos fuera de la Red.
Condenan a un bloguero a 3 años de cárcel por insultar al Ejército egipcio
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Sara Elkamel, El Cairo (Egipto) | GlobalPost
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Durante décadas, los dictadores árabes han monopolizado el flujo de información, utilizando a los medios estatales para difundir la versión oficial, mientras que censuraban a los medios de comunicación independientes.

Pero en los últimos años nuevas alternativas, como la TV por satélite y las plataformas de internet han ampliado el alcance del consumo de medios en el mundo árabe y, con ello, el alcance de la expresión política.

En Egipto, el activismo digital nació con la explosión de la blogosfera a principios del siglo XXI. Internet surgió como una plataforma para que los ciudadanos publicasen puntos de vista en una esfera pública fuera de los ojos de los censores de los medios de comunicación.

Con fuertes restricciones en los medios tradicionales, los activistas se trasladaron a la plataforma digital donde las líneas rojas eran difusas. Los blogueros egipcios comenzaron a abordar en la web, donde existía un mayor margen de libertad, temas sensibles tales como la tortura policial y el acoso sexual.

Después, el 25 de enero 2011 creó millones de revolucionarios.

Durante 18 días, una multitud de caras salieron a las calles, porque vieron la ambiciosa llamada a la "Revolución" en Facebook, en la cuenta @Jan25de Twitter o, simplemente se unieron a la marcha cuando veían a cientos de personas cantando bajo sus ventanas.

Pero después de que Mubarak saliese del cuadro, la sociedad egipcia volvió de nuevo al paisaje antes de la revolución: los activistas digitales a un lado y los observadores de los medios estatales de comunicación lavando el cerebro en pro de la estabilidad, por el otro.

En todo el mundo árabe, los medios de comunicación social han ayudado a dar forma a una escena de medios más pluralista, proporcionando una narrativa alternativa a los medios nacionales, que siguen estando plagados de la retórica única del régimen.

La población joven domina el uso de internet, el 62 por ciento de los egipcios usuarios de Facebook tiene menos de 25 años de edad, y se ha convertido en la fuerza impulsora detrás de la reforma política.

Las agendas del Gobierno ya no pueden alimentar con cucharita, sin oposición, a las masas de espectadores pasivos. Poco a poco, un ciberespacio dinámico y diverso ha animado a los ciudadanos árabes a decidirse a abrir la mente por su cuenta.

La serie de levantamientos árabes que se inició en Túnez, seguido de cerca por la revolución de Egipto, fueron organizados y cubiertos por los medios de comunicación social.

La revuelta contra décadas de censura de los medios y un panorama político ahogado ayudó a los activistas digitales a ensamblar la acción cívica, trascendiendo en última instancia las líneas rojas y agitando los cambios en países que se consideraba que estaban irremediablemente estancados.

Sin embargo, ha surgido una brecha entre los educados y los analfabetos, los jóvenes amantes de la tecnología y la generación mayor que no sabe qué es internet. Esta brecha impregna a la sociedad egipcia actual, con una población fragmentada entre las líneas de sus diferentes consumos de medios de comunicación.

Después del 11 de febrero, cuando el objetivo común trascendió los medios de comunicación y se trasladó a las calles logrando el derrocamiento de Mubarak, se restableció la brecha y la fragmentación se hizo todavía más clara.

Y en el estado de transición que el "nuevo Egipto" está presenciando ahora, los medios de comunicación social se han convertido en "el centro de la revolución", mientras que los medios estatales siguen siendo leales al régimen militar gobernante.

¿Está el país dividido más allá de poder arreglarse?

Como ejemplo de este escenario fragmentado se encuentra el ataque más reciente contra manifestantes pacíficos que hicieron una sentada frente al edificio del Gabinete

Egipcio, que comenzó el 16 de diciembre.

Un apagón de los medios estatales el 17 de diciembre provocó que la única manera de obtener información, aparte de la televisión estatal, fuese a través de Twitter, Facebook y YouTube

Estas plataformas mostraron historias de testigos oculares sobre el ejército golpeando y matando a los manifestantes y prendiendo fuego en la Plaza Tahrir.

En un intento de averiguar lo que estaba sucediendo en la plaza Tahrir el 17 de diciembre, quería abrir Twitter en mi navegador. Por error tecleé "Tharir.com" en su lugar –un error ortográfico.

Mientras tanto, la televisión estatal continuaba propagando mensajes contra los manifestantes.

Sin embargo, un extraordinario ejemplo de la reducción de la brecha digital se materializó el 18 de diciembre. Mientras que mucha gente en las calles todavía condenaba a los manifestantes y afirmaba que las fotos de la brutalidad militar fueron retocadas con Photoshop, activistas y periodistas en Twitter pedían un esfuerzo de concienciación de las bases.

Deena Adel, compañera de la iniciativa Open Hands-GlobalPost "Cubriendo una revolución"  twiteó: "Es hora de despegar y llevar esto más allá de Twitter. Estamos gritando y protestando sólo entre nosotros mismos. Nadie está escuchando lo que no les estamos diciendo a ellos".

A continuación, un grupo de activistas y periodistas ciudadanos comenzaron a imprimir fotos de los ataques y a crear pantallas en El Cairo y Alejandría para difundir la otra cara de la historia - el aspecto revolucionario de la misma.

A pesar del dinamismo actual de los medios de comunicación egipcios, los viejos hábitos tardan en morir.

La televisión estatal sigue contrarrestando la revolución, y a veces parece que los actores digitales están gritando en el vacío.

La revolución, que podría decirse que comenzó on-line, sigue estando on-line, desconectada de las masas y está fracasando a la hora de generar apoyo fuera de la Red.

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