Entrenamientos de supervivencia para rapaces demasiado confiadas

  • Un original entrenamiento ideado para rapaces demasiado confiadas y poco espabiladas ha logrado revertir de forma espectacular la tasa de mortalidad de las aves jóvenes que son liberadas tras su paso por un centro de recuperación: de un 80 % a un 20 % en el caso concreto de los mochuelos.

Marina Segura Ramos

Madrid, 20 jul.- Un original entrenamiento ideado para rapaces demasiado confiadas y poco espabiladas ha logrado revertir de forma espectacular la tasa de mortalidad de las aves jóvenes que son liberadas tras su paso por un centro de recuperación: de un 80 % a un 20 % en el caso concreto de los mochuelos.

El sistema es aplicado por el centro de recuperación de rapaces nocturnas Brinzal, con sede en Madrid, al más del millar de aves que visitan sus instalaciones, el 70 % de las cuales llegan en los meses de junio y julio.

Los meses veraniegos de junio y julio es la temporada alta de ingresos, ya que coincide con la época de cría de la mayoría de las especies, explica en una entrevista con EFE la bióloga Patricia Orejas, coordinadora medioambiental de Brinzal.

Los animales jóvenes rehabilitados y luego liberados al medio natural no han sido "educados" por sus padres, lo que representa un serio hándicap que en parte enmiendan las "nodrizas".

Las nodrizas -ejemplares ya adultos que por el motivo que sea nunca podrán abandonar el centro de recuperación- cumplen la función de la alimentación de los jovencitos y ayudan a que se "impronten" con su especie, es decir, a que no se acostumbren al ser humano.

A raíz del seguimiento a los mochuelos liberados, el equipo de Brinzal se dio cuenta de que "prácticamente" todos morían en manos de sus depredadores alados y terrestres.

Para evitarlo idearon dos métodos de entrenamiento: el primero consistió en construir un pequeño túnel de malla transparente que recorre una rata mientras suena el característico canto de alarma del mochuelo. La idea es que lo identifiquen con un peligro y que huyan.

El segundo sistema, que se utiliza también para el resto de aves, consiste en hacer sobrevolar un azor disecado -sujeto a una cuerda pegada al techo-, y hacerlo coincidir también con el canto de alarma del mochuelo.

"El resto de las especies no tienen tanto problema, pero el mochuelo por sus hábitos y su forma de comportarse es la presa ideal. Son superconfiados, incluso salen de día ... son los que más hay que espabilar".

Por otro lado, Brinzal -que trabaja con el búho real, cárabo, lechuza común, búho chico, mochuelo, autillo y chotacabras- está utilizando la acupuntura y la homeopatía para complementar el tratamiento veterinario, "con muy buenos resultados", añade Orejas.

Es especialmente efectivo "a nivel de daños nerviosos" (muchos animales llegan por atropellos).

"En estos animales el efecto placebo no existe y, sin embargo, sí funciona. Ahora tenemos un mochuelo y un autillo que vinieron ciegos por traumatismos y con la acupuntura están ya moviéndose perfectamente. En otros casos que hemos usado medicina veterinaria, o no se dio la recuperación o tardó mucho más".

En el caso de encontrar un ave herida es importante actuar con rapidez y llevarlo cuanto antes a un centro, tanto si es un adulto como si es un pollo recién nacido que se ha caído del nido.

Las aves necesitan una hidratación adecuada (no basta con darles agua directamente en la boca, y esto además puede causarles daños irreversibles).

A menudo la comida que se les proporciona en casa no es la adecuada. Algunas comen grano, frutas y verduras, otras insectos, otras carne, y muy importante: nunca ofrecer a una ave pan con leche, porque no son mamíferos.

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