No compartas ese billete de avión: el código de barras te puede dejar en tierra

    • Aumenta el uso fraudulento de billetes de avión o números de lotería premiados por haberlos compartido en la red.
    • Basta con un código de barras para suplantar nuestra identidad.
Los códigos de barras de las tarjetas de embarque pueden revelar demasiada información personal.
Los códigos de barras de las tarjetas de embarque pueden revelar demasiada información personal.

Llámalo envidia o pura fanfarronería, pero el hecho de colgar una foto en redes sociales con un billete de avión, un boleto premiado o la entrada de un concierto puede provocar que un criminal robe nuestros datos y nos deje sin viaje, sin dinero y sin recital respectivamente.

Europa Press informa del caso de una joven australiana que no pudo cobrar un premio porque se hizo un selfie con el boleto premiado, lo subió a Facebook y alguno de sus contactos, o un amigo de sus amigos, que vio la imagen se hizo con el código de barras para retirar el dinero asociado al número.

Por diminuto e inofensivo que parezca, el código de barras esconde más información de la que parece. "Se pueden extraer a través de herramientas de acceso totalmente libre y gratuito", explica Brian Krebs, periodista y experto en seguridad. Esas herramientas están al alcance de cualquiera en enlaces como este, que lee los códigos de barras, o este otro, que desgrana toda la información contenida en esa sucesión de líneas verticales.

Uno de los casos más flagrantes de acceso a información personal se encuentra en los códigos de barras que se encuentran en las tarjetas de embarque que se imprimen en los aeropuertos. A diferencia de las tarjetas impresas en casa, las de los aeropuertos, las conocidas rectangulares ofrecen acceso a información personal del usuario como el número de viajero frecuente, el asiento que tiene asignado e incluso puede permitir cancelar el vuelo, como informaba Krebs a El Confidencialel pasado mes de octubre.Fraudes masivos a golpe de código de barras

El fraude asociado al código de barras no es nuevo. La red ha puesto a disposición de los criminales las herramientas no sólo para desencriptarlos sino también para crearlos de la nada. La creación desmedida de códigos de barras ha permitido lucrarse a más de una persona. ¿Cómo? Utilizándolos en objetos de lujo que luego se revendían por internet.

Ese fue el caso de Tommy Joe Tidwell, un tipo que en 2008, a sus 35 años, se embarcó en una espiral fraudulenta que le costó una pena de siete años de prisión. La sentencia le llegó después de haber cometido un fraude a lo largo y ancho de varios estados. Tidwell imprimía códigos de barras que sustituía por otros más baratos. Esta práctica la llevó a cabo en cinco estados diferentes para, más tarde, revender por eBay todo el stock comprado a bajo precio por una cifra razonable.

Tidwell se llegó a convertir en un usuario reputado de eBay. Bajo el pseudónimo TJTMiss logró un 99,2 de valoración y un total de 522 comentarios antes de tomar el camino de la celda. ¿Su fallo? Enviar artículos con el código de barras verdadero todavía vigente, lo que llevó a un cliente a informar a la policía de Ohio del fraude.

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