¿Cuáles serán los límites de la tecnología 3-D? ¿Hasta donde llegará a dibujarse el horizonte de uno de los más grandes inventos de los últimos tiempos, capaz hasta de construir edificios, reproducir órganos o la piel humana y fabricar coches? El último gran hito en la materia es el de la fabricación de armas letales de los ejércitos más poderosos de la Tierra.
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El de Estados Unidos acaba de diseñar, a través de la impresión en tres dimensiones, un lanzagranadas impreso denominado 'R.A.M.B.O', cuyas características son espectaculares. El artefacto, que consta de medio centenar de piezas, ha sido confeccionado casi en su totalidad con objetos impresos en 3-D.
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Lo más sorprendente, incluso, es que las granadas que lanza también han sido fabricadas mediante esta tecnología. El proyecto pone en evidencia el sumo interés del Ejército norteamericano en la integración de las tecnologías más vanguardistas al servicio del área de defensa del país.
No solo es eso. Este sistema permite reducir considerablemente los costes y aliviar las demandas de la creciente e insaciable cartera de Defensa norteamericana, abocada con más ímpetu que nunca (desde la llegada de Donald Trump a la presidencia) en reforzar la seguridad puertas adentro y hacia fuera (con el blanco principal de acción enfocado hacia el terrorismo).
El lanzagranas 3-D se denomina 'R.A.M.B.O' por sus siglas en inglés, que quieren decir 'Rapid Additively Manufactured Ballistic Ordenance' (en español sería algo así como Artillería rápida fabricada mediante ordenanza balística).
Es un lanzador de granadas modelo M-203, modificado con un diseño que permite portarlo como una bolsa al hombro y posee además agarre de pistola. Es decir, este modelo ha evolucionado del histórico lanzagranadas M-203.
El mismo estaba diseñado para la detonación de bombas de acción rápida, que cabían debajo del barril de un rifle M-16 o de la carabina M-4, dos de las armas más utilizadas por los norteamericanos.
R.A.M.B.O. se compone de 50 partes individuales, y todas ellas, con la excepción de resortes y sujetadores, se han realizado mediante impresión 3-D. El barril y el receptor de esta arma letal fueron hechos de aluminio, utilizando sintetizadores directos a través de láser de metal.
El Centro de Apoyo y Adquisición del Ejército de EE.UU. ha detallado este proyecto como un "proceso que utiliza láseres de precisión de alta potencia para calentar las partículas de polvo por debajo de su punto de fusión, capa por capa hasta que se forma un objeto acabado", que le va dando forma al arma elaborada en 3-D. Por otra parte, el gatillo y el percutor del lanzagranadas han sido impresos en acero 4340.
El cañón y el receptor de R.A.M.B.O han tardado unas 70 horas en imprimirse. Su acabado posterior a la impresión ha requerido de otras cinco horas. El cañón del lanzagranadas ha sido fundido además en un proceso de roca abrasiva, y luego se anodizó la capa dura de este objeto para proporcionar al arma un acabado rugoso.
El dilema que se abre ahora es otro. Según publica la página especializada en armamentos mecánicos Popular Mechanics, el Ejército ha quedado realmente impresionado con el resultado final y la eficacia del R.A.M.B.O. Pero algo ha quedado también claro: toda persona que disponga de un equipo de impresión 3-D de los más evolucionados puede llegar a construir y hasta reproducir cada uno de los objetos que se requieren para confeccionar un lanzagranadas impresionante como el de estas características.Las granadas, también impresas
El Ejército también ha impreso en 3-D las granadas. Lo hizo a través de varias pruebas de ensayo con artefactos M781, que no tienen explosivos, son de aluminio y nylon, rellenos de vidrio. El lanzagranadas impreso en 3-D y las granadas fueron probados en octubre del pasado año y no mostraron errores después de 15 disparos. Las granadas impresas en 3-D alcanzaron un cinco por ciento de la velocidad del cañón de las granadas de producción regulares o convencionales, lo que demuestra que el sistema estaba funcionando de manera notable.
Los ingenieros del Ejército involucrados en el proyecto sólo debieron sortear un pequeño obstáculo durante las pruebas. Las primeras versiones de las granadas experimentaron grietas en los estuches de aluminio. Para reparar este desperfecto, los diseñadores simplemente entraron en el software de la impresora 3-D e hicieron que las paredes de la caja del cartucho fueran más gruesas. La siguiente granada fue impresa con las paredes más gruesas y el problema quedó absolutamente resuelto.
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