Un dinosaurio en el altar de la catedral

  • Un paleontólogo italiano descubre restos fósiles junto al altar de la catedral de Vigevano de lo que podría ser un dinosaurio. Encontrar los restos de un animal tan grande en una construcción es un hallazgo poco frecuente.
Detalle del fósil Foto: Andrea Tintori
Detalle del fósil Foto: Andrea Tintori
Andrea Tintori
Antonio Martínez Ron

La catedral de San Ambrosio, en la localidad italiana de Vigevano, ha tenido un huésped secreto durante los últimos 350 años. A unos metros del altar, en una pequeña balaustrada de piedra, el paleontólogo Andrea Tintori, de la Universidad de Milán, ha descubierto un fósil que podría pertenecer a la cabeza de un dinosaurio y en el que nadie había reparado hasta ahora.

"Al principio pensé que sería un ictiosaurio", explicaba Tintori al diario La Repubblica,  "pero ahora estoy convencido de que podría ser un dinosaurio". 

Los restos tienen una forma parecida a la cabeza de un cocodrilo. El cráneo, los dientes y las fosas nasales son claramente distinguibles. El fósil, además, está presente en dos lugares distintos de la balaustrada, separados por dos cortes en la piedra.

"No hay duda de que es un fósil", explica Tintori a lainformacion.com, "aunque no es posible especificar de qué tipo hasta que podamos estudiarlo". Para determinarlo con certeza, nos cuenta, deben extraer la losa de la balaustrada y llevarla al laboratorio para hacer una tomografía.

"De momento", explica, "tenemos el permiso de Patrimonio Arqueológico y de la Iglesia, pero necesitamos el dinero para hacer el estudio".

Fósiles por las paredes

La presencia de fósiles en mármoles o piedras no es un hecho infrecuente. A menudo se distinguen las formas de un animal cuya huella quedó impregnada en la roca hace millones de años. "Los invertebrados son muy comunes", asegura Tintori, "anmonites, o braquiópodos bivalvos aperecen con frecuencia en piedras ornamentales". "Si paseas por el centro de Milán", añade, "verás un montón de anmonites en los edificios".

Encontrar un vertebrado grande, como en este caso, ya es menos frecuente.  Para confirmar que se trata de un dinosaurio necesitan las pruebas de laboratorio y estudiar detalles anatómicos que no se aprecian a simple vista. "Algunos colegas paleontólogos", dice Tintori, creen que podría ser un arcosaurio [como los actuales cocodrilos] o incluso un dinosaurio. La única manera de comprobarlo es analizar la microsestructura del tejido óseo".

¿Cómo descubrió Tintori a nuestro huésped secreto?  Fue en febrero de 2007, cuando daba un paseo por la catedral. "Simplemente estaba visitando la iglesia y mirando las piedras ornamentales", dice.

Como católico, no ve contradicción entre sus creencias y trabajar con la teoría de la Evolución y no tuvo ningún impedimento por parte de la iglesia. "Contacté con el párroco y con el obispo", recuerda, "y se mostraron muy contentos con el descubrimiento".

El único problema es que no hay nadie dispuesto, de momento, a financiar una investigación más detallada.  Hasta entonces, la historia de este inquilino que lleva desde 1660 asisitiendo a misa en el interior de la catedral seguirá siendo un misterio.

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