Una serie sueca levanta ampollas porque humaniza a los robots

    • "Real Humans"fue comprada por televisiones de medio centenar de países debido a su éxito.
    • Aunque los robots han sido fabricados para realizar determinados trabajos, en muchas ocasiones infringuen las normas para lo que fueron creados.
    • Son capaces de pensar, de tomar decisiones y tienen relaciones sexuales.
'Terminator 3: la rebelión de las máquinas'
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La serie televisiva sueca "Real Humans" (Humanos Reales) recrea un espacio en el que los seres humanos conviven con robots llamados "hubots", que es la contracción de humano y robot. Son capaces desde pensar y tomar decisiones. La primera temporada se emitió hace dos años en Suecia y debido a su éxito fue comprada por televisiones de medio centenar de países. Ha sido calificada de obra maestra por parte de la crítica.

"Real Humans"es una combinación de acción con romance y drama. Los programadores de los "hubots" infringen los protocolos legales para construirlos y los usuarios infringen los tabúes y llegan a tener relaciones sexuales con las criaturas hechas con chips. En ocasiones se muestran menos obedientes y, por momentos, desafiantes, transgrediendo las normas para lo que fueron creados: sirvientes, obreros, objetos sexuales e incluso reemplazantes de familiares desaparecidos.

Esto ha reabierto el debate filosófico y ético sobre la posibilidad de que los "hubots" pudiesen llegar a cobrar vida. El movimiento político"Humanos Reales", los considera una amenaza y pretende librar a la humanidad de esos incómodos androides. El experto en ciencia ficción, Jane Anders, dijo que la serie "causa incomodidad" y "pone la piel de gallina".

"La gente siempre tuvo un poco de miedo de la tecnología y de las máquinas. Una de las causas por la que la encuentran tan espeluznante es porque muestra un futuro donde los humanos son tan parecidos a los humanos que podrían llegar a reemplazarlos", explicó el crítico Rosemari Södergren en una televisión sueca.

"¿Qué es un ser humano? Es una pregunta difícil, casi imposible de responder, y es muy raro que nos veamos confrontados a cuestiones de ese tipo". En la serie, las barreras de lo que es humano y lo que no quedan muy difuminas. Los hubots son capaces de defender sus libertades y derechos. Mimi, uno de los androides más característicos de la serie, es casi un integrante más de la familia Engman. Es bella, inteligente y sensible y uno de los integrantes de la familia se enamora perdidamente de ella.

Su creador, Lars Lundström, explicó que la fuerza de la trama está apuntalada por los cuestionamientos que plantea. No sabe de dónde le vino la idea de crear la historia, aunque admite que pudo estar influenciada tras ver los robots humanoides que se fabrican en Japón.

El país del sol naciente es uno de las naciones que más invierten en desarrollar este tipo de productos. Hiroshi Ishiguro, uno de los grandes especialistas en robótica, construyó una réplica de sí mismo, de goma y silicona y con implantes de sus propios cabellos. Esta réplica incluso da conferencias en el extranjero en sustitución de su original de carne y hueso. Hace unos días, la empresa de seguro Deep Knowledge Venture (DKV) incorporó un robot llamado Vital a su consejo de administración. Según los responsables de DKV, ya no se toma una decisión sin primero leer el análisis de Vital.

Para los actores, tal y como explicaron, fue un desafío inédito interpretar a los "hubots"."Teníamos que jugar con matices extremadamente sutiles"."Si parecíamos demasiado robotizados, el diálogo perdía interés; y si parecíamos demasiado humanos, perdíamos credibilidad como robots", cuenta Lisette Pagler, que encarnó el papel de Mimi, uno de los androides más característicos de la serie. Por ello, antes de empezar a rodar los actores recibieron formación de mimo para aprender a moverse como robots y controlar cada parte del cuerpo por separado.

Además del reto, también comentaron las dificultades de lo que supone encarnar a un robot. "Los que actuábamos de hubots no nos dábamos cuenta de la frustración de privarnos de todos los tics humanos, de tener que controlarnos todo el tiempo: teníamos que saber cuándo pestañear, no podíamos rascarnos ni hacer gestos bruscos", explica.

Sus interpretaciones, muy aplaudidas, fueron reforzadas con maquillajes especiales, pelucas, lentes de contacto de colores y algún efecto sonoro en la postproducción. "Alguna vez hemos modificado las voces, pero fue sobre todo con pequeños sonidos y ruidos que hemos creado la ilusión", dijo Lundström.

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