Aris Messinis, un fotógrafo en primera línea en la crisis de los refugiados

Había cubierto los conflictos de Libia y Siria, pero con la crisis de los refugiados, el fotógrafo de la AFP Aris Messinis, premio Visa d'or "News", tuvo que enfrentar escenas de guerra en su propio país, contribuyendo a poner rostro a este drama.

Durante meses en 2015, este fotógrafo estuvo en la isla de Lesbos, puerta de Europa frente a las costas turcas, convertida en centro de la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. Sus imágenes dieron la vuelta el mundo.

"Jamás pensé que cubriría esto en mi propio país", afirma.

"Son momentos fuertes desde un punto de vista emocional. No puedo describirlos con palabras", explica. "Intenté estar lo más cerca posible para sentir lo que estaban sufriendo".

Hasta, incluso, dejar de hacer fotografías para ayudarlos. Messinis, de 39 años y padre de tres hijas, no dudó en pasar de observador a actor, y por eso en ocasiones dejó su cámara a un lado para ayudar a una madre y su hijo a salir del agua, tomar en brazos a un bebé o transportar a la morgue el cadáver de un niño ahogado en una playa.

"Es un reflejo humano normal. Intentamos guardar una distancia, ser objetivos. Pero a veces es bueno echar una mano a quien lo necesita. Es una decisión personal", afirma.

Este plus de humanidad puede verse en sus fotos, expuestas en el festival internacional de fotoperiodismo de Perpiñán, Visa para la Imagen. Sus instantáneas ponen rostro, a menudo perturbador, a la catástrofe humanitaria que se produce en esta pequeña isla griega.

Con Aris Messinis, los migrantes, los refugiados, no son sólo cifras. Su mirada interroga al espectador, hace compartir la alegría de quienes llegan al final del viaje y escuchar los gritos de terror de aquellos a los que la muerte los roza de cerca.

Hijo de un fotoperiodista, responsable de fotografía de la oficina de la AFP en Atenas, de cara demacrada, mirada oscura y un aire de aventurero, Messinis trabaja en la AFP desde 2003.

Con el conflicto libio, en 2011, tuvo su primer contacto con la guerra. Fotografió la batalla de Sirte que opuso a los últimos responsables de los partidarios de Gadafi contra las fuerzas del Consejo Nacional de Transición, unos días antes de la muerte del dictador.

Aris Messinis se hizo notar rápidamente por su talento y su valentía. Recibió en 2012 el premio Bayeux-Calvados para corresponsales de guerra por su cobertura fotográfica.

Después de Libia, fue la guerra en Siria y la actualidad griega las que marcaron su agenda, con las violentas manifestaciones contra la austeridad y la crisis política.

En verano de 2015, coincidiendo con el nacimiento de su tercera hija, comenzó la crisis de migrantes.

"Teníamos la impresión de que no pararía nunca, trabajaba día y noche", atestigua Odile Duperry, directora de la oficina de la AFP en Atenas. Es "extremadamente valiente", tiene "sus opiniones y las afirma con fuerza, es muy íntegro". Al mismo tiempo, "ayuda a la gente, a los refugiados, tiene un gran corazón", agrega.

"Aris tiene una sensibilidad a flor de piel. Uno la siente directamente en sus fotos", opina de él Stéphane Arnaud, redactor jefe de fotografía de la AFP.

"Sabe atrapar los momentos culmen, los que saltan a la vista, pero también momentos 'vacíos', aquellos para los que hay que tener ojo y corazón. Ya sea en vivo o a distancia, siempre tiene un sentido innato del encuadre y un profundo respeto por aquellos a quienes fotografía", añade.

"Nuestro trabajo, es mostrar lo que pasa. Y lo que ocurre en Lesbos, es eso. No sólo hoy. Todos los días. ¿Por qué impedirle al mundo ver eso?", se preguntaba el fotógrafo en un artículo del blog "Making of" de la AFP, titulado "Un billete para Lesbos".

"¡Sí, quiero impactaros! Pero sólo para haceros entender lo que ocurre aquí. Algo siniestro, horrible. Quizá si esto os consterna, parará".

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