"Da vergüenza que se lamenten de que podamos molestar a sus hijos con los escraches cuando echan a los nuestros a la calle"

    • Centenares de personas protestaron ayer ante las sedes del PP contra los deshaucios
    • Desde la PAH defienden que los escraches son pacíficos y aseguran que no se asustan con "las amenazas" del Gobierno

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"Mi marido se suicidó hace tres años. Le vino todo mal, en el negocio todo eran deudas, estaban amenazando con echarnos", lamenta Ana, una pensionista que después de perder su vivienda se vio obligada a irse a vivir con su hija: "No tenemos nada".

Ayer esta mujer mantenía una pancarta verde en la plaza de Alonso Martínez de Madrid donde se podía leer: "Sí se puede". Estaba participando en una de las manifestaciones convocadas en ciudades de toda España por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH).

Las protestas, denominadas con el término argentino "escrache", se vienen realizando durante las últimas semanas ante viviendas de diputados del Partido Popular. El objetivo es "señalar" a aquellos parlamentarios que no apoyan la Iniciativa Legislativa Popular que la PAH impulsó gracias a casi 1,5 millones de firmas. Ésta pedía la dación en pago (entregar la vivienda a cambio de cancelar la deuda hipotecaria) con carácter retroactivo, una moratoria de los desahucios y un alquiler social de viviendas vacías en manos de los bancos.

Sin embargo, la plataforma ciudadana asegura que el texto propuesto a la Cámara Baja por el PP, al que se había incorporado el proyecto de ley que tramitaba el Ejecutivo, no atiende a sus demandas. "Estamos aquí para defender nuestros derechos", afirma Recaredo, miembro de una plataforma vecinal. "Yo no tengo ningún problema en mi familia en lo que se refiere a desahucios pero clama al cielo que saquen a una persona de su casa. Hasta ahora este país ha estado muy adormecido".

A lo largo de las últimas semanas y a medida que iban aumentando el número de escarches realizados por la PAH las críticas a esta actividad han ido en aumento. La diputada y edil del PP, Eva Durán, aseguraba que le recordaban a los "comportamientos de los nazis" y la delegada de Gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes, relacionaba estas acciones con el terrorismo de ETA.

Sin embargo, desde la PAH aseguran que los escraches no comportan violencia y que son un "sacar los colores" a los parlamentarios en su zona de residencia. "Informamos a la gente que está alrededor de su casa, a los negocios, que hay una persona que vive en esa zona que podría hacer un esfuerzo por paralizar los desahucios y que no lo hace. Se trata ponerle en vergüenza en su entorno social ya que fue una persona que prometió eso y mucho más para conseguir votos y ha mentido", explica Manuel, miembro de la PAH.

Pese a la defensa que hace Manuel de estas nuevas acciones de protesta, lo cierto es que las críticas por parte de los políticos a la acción han hecho mella en el apoyo de la ciudadanía a los escarches. Según una encuesta del diario El País, éste ha descendido a lo largo de las últimas semanas. Así, en el momento que la plataforma anunció la nueva medida de presión, una encuesta aseguraba que el 89% de la población la apoyaba mientras que en la actualidad ese porcentaje se ha reducido hasta un 78%.

"Es verdad que según El País ha bajado el apoyo pero sigue habiendo un apoyo mayoritario y eso es importante", apunta Julio, miembro de la PAH y de una asociación de vecinos de Madrid. "A lo mejor cambiaríamos de opinión sobre el escrache si hubiera un vuelco total y nos rechazara el 80 por ciento de la población, cosa que todavía no ocurre. El parar ahora esta campaña significaría dar la impresión de que nos asustamos ante las amenazas de criminalización por parte del Gobierno. No somos violentos, sólo estamos ejerciendo nuestro derecho ciudadano".

Sentimientos enfrentados

Olga, madre de tres hijos licenciados y desempleados, decidió unirse ayer al escrache convocado en la sede del PP de Madrid. Asegura tener sentimientos enfrentados en torno a la nueva forma de protesta. "Me parece legítimo manifestarse, lo que no sé hasta qué punto yo lo haría en la puerta de la casa de un señor", afirma.

No obstante, reconoce entender a los manifestantes que deciden acercarse a las casas de los parlamentarios. "Creo que cuando tú ya estás muy lleno de rabia, las formas se pueden perder. Pero es que los violentos son los políticos, los que sufrimos violencia somos los que no tenemos y no podemos pedir ni exigir porque no se nos escucha. Desde una butaca con el bolsillo lleno puedes vivir en paz, puedes ser muy educado y muy pacífico. Tenemos que dejar de ser educados y romper las normas sociales porque o lo hacemos así o no somos vistos ni oídos".

Las dudas también asaltan a Ana quien tuvo que dirigirse a la PAH hace cinco mese para pedir ayuda en el proceso de desahucio de la casa de su hija. "Nos ponen abogados, nos asesoran, nos acompañan a las reuniones… Nos están ayudando muchísimos".

Sin embargo, reconoce que le "molestó muchísimo" cuando le comentaron en qué consistían los escraches. "Pensé que no tendrían que molestar a los políticos en sus viviendas, pero también pienso que no nos deberían molestar en las nuestra y echarnos en la calle. Da vergüenza que se lamenten por que podamos molestar a sus hijos cuando están echando a los nuestros a la calle".

¿Y si fueran un delito?

La Fiscalía General del Estado anunció ayer que iba a analizar el fenómeno de los escrachespara estudiar si suponen un delito. Para ello, la secretaría técnica remitió el 4 de abril un escrito a los 17 fiscales superiores en el que les solicitaba que le remitieran "informaciones sobre el acoso a representantes parlamentarios en el ámbito de su comunidad autónoma".

Asimismo, este miércoles, el ministerio de Interior ha dado instrucciones a la Policía para que aplique las "medidas operativas"necesarias para garantizar derechos fundamentales como la inviolabilidad del domicilio y la intimidad personal y familiar. Sin embargo, no ha marcado un perímetro de seguridad concreto ya que éste dependerá "de la ubicación exacta de cada vivienda".

"Yo no tengo una bola de cristal y no sé lo que va a hacer la Fiscalía, pero nosotros somos un movimiento de acción no violenta, nos enfrentamos a los poderes del estado y por lo tanto al poder judicial si hace falta", afirma Julio. "Si ellos deciden reprimirnos es su problema. Estamos ejerciendo un derecho, si ese derecho se nos niega, hay unas consecuencias y puede que nos llamen a declarar, nos detengan… Yo sí que estoy dispuesto a ello".

El temor de que la Fiscalía pueda declarar como delito los escraches parece no preocupar demasiado entre los miembros de la PAH que no temen que con ello pueda disminuir el apoyo ciudadano a la plataforma: "Creo que puede ser al revés, puede haber un efecto rebote, ha ocurrido otras veces", apunta Manuel. "En cuanto han actuado con violencia después ha habido mucha más gente. Las personas tienen cada vez más conciencia y criterio".

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